La Ciencia Espiritual Pura
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es bajar por el río para volver al mar. De la misma forma, nosotros venimos de Dios y ahora estamos avergonzados por la existencia material. Nuestro objetivo tiene que ser también salir de esa situación desagradable y volver «a casa», volver a Dios. Ese es el fin real de la vida.

El hombre ignora siempre, y sobre todo el malvado, que sus actos producen efectos con consecuencias que a veces son trágicas. La naturaleza material que actúa bajo la dirección de Dios, las registra y por las leyes de causa y efecto y del karma, aplica las sanciones apropiadas. Es imposible escapar de ellas. Aquel que hace el mal, de la manera que sea, sufrirá antes o después. Todos los sufrimientos que se padecen hoy día son el resultado de las acciones culpables cometidas en la anterior vida.

Esta verdad se tiene que dar a conocer y extender para que ya nadie vuelva a hacer el mal. El universo material es el reflejo imperfecto del mundo espiritual. El que conoce esta verdad quiere volver al reino de Dios a cualquier precio.

Jesús ya reveló esta verdad hace 2.000 años y yo hoy hago lo mismo. Estamos de paso en este universo no permanente, ilusorio, que un día será aniquilado. Todos los seres sufren, pero pocos se preguntan por su naturaleza real, por el origen de su situación y las razones de su sufrimiento. Hacerse buenas preguntas está bien, pero buscar las respuestas justas es mucho mejor.

¿Por qué Dios creó el mundo material?

¿De dónde venimos?

¿Quiénes somos realmente?

¿Por qué estamos en la tierra?

¿Por qué nos vemos sujetos al sufrimiento y a la muerte?

¿Dónde iremos después de la muerte?

¿Cuál es el objetivo final de la existencia?

Felices los que buscan las respuestas con un verdadero maestro espiritual, servidor íntimo de Dios, porque conoce al Padre Eterno y ha visto la verdad. Él le hará pasar de la muerte a la vida eterna.

La mente juega un papel decisivo en el extravío del hombre.

Es la mente la que engendra los diferentes cuerpos que deberá revestir en su próxima existencia, con el fin de experimentar los sufrimientos debidos a sus actos. Mientras que el pensamiento se vuelve a la actividad que le interesa, el hombre permanece sumergido en la ignorancia y la ceguera.

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