La relación entre Sri Krishna y Bhismadeva en el campo de batalla de Kuruksetra es de particular interés, pues parece que el Señor se mostró hostil con él en beneficio de Arjuna; sin embargo, el propósito último de tal actitud era traer a Bhismadeva, un gran devoto del Señor, la bendición de un favor especial. Lo que llama la atención en estos intercambios es que un sabio puede satisfacer al Señor desempeñando el papel de su enemigo. Es que el Señor, por ser absoluto, es capaz de aceptar el servicio de Su devoto puro incluso cuando éste tiene que desempeñar ese papel. El Señor Supremo no puede tener realmente un enemigo, ni puede ser dañado de ninguna manera, porque es invencible; sin embargo, se alegra mucho al ver a su devoto puro luchando contra Él como si fuera Su enemigo, o reprendiéndolo como si fuera Su superior, aunque de nuevo nadie puede ser superior al Señor. Estos son algunos de los sublimes intercambios que comparten el Señor y sus devotos. Sin embargo, aquellos que no tienen conocimiento del servicio devocional puro son incapaces de penetrar en su misterio.
Bhismadeva desempeñó el papel de un valiente guerrero, y si atravesó el cuerpo del Señor tantas veces que a los ojos del hombre común parece haberlo herido, fue intencionalmente para que los malhechores se confundieran. Porque, el cuerpo del Señor, siendo puramente espiritual, no puede ser herido, ni un sabio puede convertirse en enemigo del Señor. Además, si Bhismadeva hubiera sido realmente enemigo del Señor, ¿habría deseado convertirlo en el objetivo último de su existencia?
Además, si realmente hubiera sido enemigo del Señor, éste podría haberlo aniquilado sin necesidad de un solo movimiento. ¿Qué necesidad hay entonces de presentarse ante Bhismadeva herido y ensangrentado?
El Señor eligió este curso de acción para satisfacer el deseo de su devoto de contemplar su sublime belleza, adornada con heridas dadas por un sabio puro. Así se intercambian los sentimientos sublimes entre el Señor y su siervo. Mediante estos intercambios, tanto el Señor como el siervo sabio son glorificados, cada uno según su posición.
Tal era la ira del Señor que Arjuna trató de contenerlo cuando se abalanzó sobre Bhismadeva, pero fue en vano. Corrió hacia Su devoto, como un enamorado hacia su amante, sin sufrir ningún obstáculo. En apariencia, el Señor tenía la intención de matar a Bhismadeva; en realidad, simplemente quería dar alegría a su gran devoto. Los impersonalistas rezan al Señor para que les conceda la liberación, y Él, que es indudablemente el liberador de todas las almas condicionadas, siempre cumple su deseo; pero aquí vemos a Bhismadeva deseando por encima de todo unirse al Señor en su forma personal al final de su vida, y ésta es la aspiración de todos los sabios puros.
Que mi último apego en el momento de la muerte sea a Sri Krishna, Dios, la Persona Suprema, Aquel que fue el conductor del carro de Arjuna, Aquel que,