Krishna, el Supremo Eterno dice:
«Es sólo a través del servicio devocional, y sólo así, que uno puede conocerme como soy. Y el ser que, a través de tal devoción, llega a ser plenamente consciente de Mi Persona, puede entonces entrar en Mi reino absoluto».
«De todos los espiritistas, aquel que, con completa fe, permanece siempre en Mí y me adora sirviéndome con amor, es el más grande y el más íntimamente relacionado conmigo».
Todos los seres santos que viven con Krishna, Dios, la Persona Suprema y Soberana en Su reino de conocimiento, dicha y eternidad, naturalmente actúan y se comportan de esta manera. Sus corazones están llenos de amor por Krishna, y Krishna les devuelve este amor sublime.
La existencia no tiene otra finalidad que la de satisfacer a Dios.
El Avatar Narada Muni dice del Señor:
«La Forma del Señor conserva siempre una apariencia juvenil. Cada parte de su cuerpo y cada miembro están bellamente formados, sin el más mínimo defecto. Sus ojos y labios tienen la tez rosada del sol naciente. Siempre está dispuesto a acoger al alma que se entrega a Él, y quien tiene la incomparable fortuna de mirarlo siente una satisfacción infinita. El Señor siempre se muestra digno de ser el dueño del alma sumisa, pues es un océano de misericordia».
«El Señor siempre está sonriendo, y el ser santo debe verlo constantemente en esta actitud, mientras dirige Su mirada infinitamente misericordiosa hacia Su devoto. Así es como se debe meditar en Dios, la Persona Suprema, el otorgador de todas las bendiciones. Aquel que medita de esta manera, concentrando su mente en esta forma del Señor, la fuente eterna de la fortuna, pronto se libera de todas las impurezas materiales, y su meditación nunca se interrumpe».
Tenemos que dedicarnos a la meditación de la manera mencionada. No se trata, pues, de inventar una forma de meditar en Dios, la Persona Suprema. En cambio, hay que seguir las escrituras auténticas y las autoridades espirituales; siguiendo este método prescrito, se puede aprender a concentrarse en el Señor hasta quedar absorto en una meditación profunda y constante en Su forma real, original y espiritual. Así, quien fija su atención en las descripciones de los rasgos y las líneas del Cuerpo del Señor nunca caerá.
Esta meditación profunda y constante se llama samadhi, o absorción en la trascendencia. Cuando un ser está constantemente activo en el servicio del amor divino, nada puede hacerle desviarse de su meditación en la forma del Señor.
El camino de la devoción, un conjunto de reglas que rigen la adoración de la forma personal y primordial del Señor, lleva al ser santo a pensar constantemente en Dios;