Las cualidades correctas, la actitud correcta, el comportamiento idéal
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La moral y la ética desempeñan un papel esencial y fundamental en la actitud correcta y el camino espiritual correcto del hombre.

Nadie puede acercarse a Krishna, Dios, la Persona Suprema, sin purificarse de todas las consecuencias de sus faltas. Sólo aquellos que han evolucionado hasta el nivel de la virtud pura pueden acercarse a Él, conocerle, verle cara a cara y servirle con amor y devoción.

Krishna es Dios, el Ser Espiritual Supremo, la morada última, el purificador soberano. Todos los seres vivos son seres espirituales, pero Krishna es el Ser Supremo en su forma personal, primordial, infinita y absoluta. Él es también la morada última de todas las cosas, y el más puro de los puros. Por eso, para acercarse a Él hay que ser necesariamente perfectamente puro, y para ello se requiere moralidad y ética.

Por esta razón principal está prohibido mantener relaciones sexuales ilícitas fuera del matrimonio, comer carne, pescado y huevos, consumir todo tipo de drogas e intoxicantes como alcohol, tabaco, café y té, y entregarse a los juegos de azar.

Quien sabe evitar estos cuatro pilares del pecado puede permanecer puro.

La conciencia de Krishna o la conciencia de Dios descansa sobre esta moralidad; quien no pueda seguir los principios regulativos anteriores caerá del plano espiritual. La pureza representa así el principio fundamental de la conciencia divina y es esencial para la restauración de nuestra relación eterna con Dios.

Por eso Dios había dicho: «Sed santos como yo soy santo».

Al adoptar la conciencia de Krishna, uno automáticamente se vuelve moral.

La moralidad es el principio básico de la purificación. Uno no puede purificarse a menos que sepa lo que es moral y lo que no lo es. Sin embargo, es fundamental distinguir entre el bien y el mal, de ahí los principios normativos antes mencionados. Al adherirnos a él, podemos acceder al plano espiritual y trascender los tres atributos y modos de influencia de la naturaleza material: virtud, pasión e ignorancia.

La pasión es la fuerza que nos une al universo material. La naturaleza material nos mantiene prisioneros del universo material gracias a las cadenas de la vida sexual, y de nuestro deseo de querer dominar la naturaleza.

La pasión engloba los deseos lujuriosos que, insatisfechos, nos incitan a la ira. Todo esto nos mantiene prisioneros del universo material.

Todas las malas acciones resultan de la ignorancia, nuestra ignorancia de los datos relacionados con Dios como realmente es, de nuestra verdadera identidad, del verdadero conocimiento espiritual y de la verdad existencial y absoluta.

La ignorancia es pues la causa de nuestros múltiples sufrimientos y de la esclavitud de la que somos víctimas a causa de nuestro karma. Es por ignorancia que cometemos muchos actos pecaminosos y nuestro enredo en la materia.

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