Las cualidades correctas, la actitud correcta, el comportamiento idéal
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No busquemos amasar, acumular, aumentar nuestros bienes materiales, nuestra riqueza, nuestro poder, porque todo esto es temporal, efímero e inevitablemente causará nuestra pérdida. Conoceremos el encierro en la materia y lo padeceremos, porque pasaremos por el ciclo infernal de renacimientos y muertes repetidas. Si espiritualizamos nuestras acciones, nuestro espacio y nuestra vida, entonces veremos a Dios obrando.

Lo veremos actuar, para reducir a nada la maldad, y silenciar a todos los que transmiten odio y racismo.

Lo veremos actuar, para acudir en auxilio de los desdichados y para solucionar las dificultades de quienes las tienen, sin que ellos lo sepan.

Lo veremos nosotros mismos a nuestro lado para enseñarnos la pura ciencia espiritual, para mostrarnos su amor, para aconsejarnos, para guiarnos y por señales, para decirnos qué hacer y qué no hacer.

Veremos que Él es realmente nuestro Padre Celestial, el Monarca Soberano de todo el universo, y que nada puede suceder sin Su previo consentimiento.

Para espiritualizarse, basta amar a Krishna, Dios, la Persona Suprema, obedecerle, hacer su Divina Voluntad, poner en práctica sus leyes, mandamientos, ordenanzas, consejos, directivas y principios reguladores, seguir sus instrucciones, entréguense a Él y sírvanle con amor y devoción.

Así, seguramente cosecharemos muchos beneficios en el reino de Dios, el cual preservaremos para la eternidad.

En el reino de Dios, cada palabra es un canto, y cada paso es un baile.

El mundo espiritual es la morada real y original de los seres espirituales encarnados, que cada uno de nosotros es.

El mundo espiritual infinito, absoluto y eterno se llama Vaikuntha, que en sánscrito significa «el mundo sin ansiedad». Todo es radiante, radiante y lleno de conciencia y felicidad.

La dimensión de Vaikuntha, el mundo espiritual, es inconcebible, porque en realidad es ilimitado y absoluto. El universo material en sí es inconcebible, sabiendo que lo que percibimos en el cosmos material es solo una parte del mundo cerrado en el que nos encontramos, y que contiene un número inimaginable de galaxias, todas creadas por Dios siguiendo el mismo modelo que la nuestra, «la Vía Láctea».

Sin embargo, comparado con el mundo espiritual, el cosmos material ocupa solo la cuarta parte de la creación total de Dios, mientras que el mundo espiritual ocupa las otras tres cuartas partes. El cosmos material, que es el reflejo distorsionado del mundo espiritual, es en realidad una nube que flota en el cielo espiritual de toda la creación de Dios.

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