Quienquiera que cometa una ofensa contra una gran alma tendrá que sufrir, y quienquiera que blasfeme contra Dios será castigado severamente.
Quien blasfeme contra Krishna, Dios, la Persona Suprema, será castigado. Uno nunca debe tratar de adorar, venerar al Señor Krishna de una manera hostil, de lo contrario uno será castigado al menos por una vida, con el fin de ser purificado. Así como uno no debe provocar su propia muerte abrazando a un enemigo, un tigre o una serpiente, uno tampoco debe blasfemar a Dios, la Persona Suprema y Soberana, y convertirse en Su enemigo o de lo contrario uno se enfrentará al infierno.
Entendamos que incluso un enemigo del Señor puede salvarse, y mucho menos su amigo. Por lo tanto, abstengámonos de blasfemar a Krishna o a cualquiera de Sus emanaciones plenarias, ya que ellos y Krishna son Uno en pensamiento, palabra y obra, pues quien lo haga irá al infierno, al igual que sus antepasados.
El Señor Krishna declara a este efecto: «Los envidiosos y los malhechores, los últimos de los hombres, los sumerjo en el océano de la existencia material en diversas formas de vida demoníaca. Estos, renacidos vida tras vida dentro de las especies demoníacas, jamás podrán acercarse a Mí. Poco a poco, se hunden en la condición más abominable».
Quien blasfeme contra el Señor Supremo tendrá que renacer en una familia de demoníacos incrédulos, donde es muy probable que se olvide del servicio del Señor.
El Señor Krishna agrega: «Los mudhas (personas estúpidas y malvadas, desprovistas de verdadera inteligencia y sin otro propósito en la existencia que satisfacer sus sentidos), los villanos, blasfeman contra el Señor Supremo porque aparece como un hombre ordinario. No saben nada de su infinita grandeza».
No importa lo que hagan los que se comportan como enemigos del Señor, como lo hacen los virulentos ateos, verán fracasar todos sus esfuerzos. Si aspiran a la liberación o a la fusión en la existencia del Ser Espiritual Supremo Impersonal, el único aspecto de Dios que conocen los creyentes en la tierra, si desean elevarse a los sistemas planetarios superiores como materialistas inveterados, o buscan volver a Dios, en su morada original, verán con toda seguridad frustrados todos sus esfuerzos.