Palabras de Dios
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El hombre de primer orden es aquel que encuentra refugio en Mí, en el más total abandono, y que, renunciando a toda forma de ocupación material, vive de acuerdo con Mi enseñanza. Aquel que vive directamente en la compañía de los sabios puros puede conocer el poder todo-espiritual que es el poder del servicio devocional ofrecido a Mi Persona. Yo siempre llevo a Mis devotos en Mi corazón, como ellos siempre me llevan a Mí en sus corazones. Así como soy todo para ellos, no puedo olvidarlos. La relación más íntima Me une con los seres puros. Establecidos en el conocimiento, nunca pierden el vínculo espiritual que los une a Mí; por lo tanto, son muy queridos por Mí.

El hombre que está libre de la ilusión, del orgullo y de las falsas relaciones, el hombre que comprende al Eterno, que supera la concupiscencia y la dualidad de alegrías y penas, y que conoce el camino de la entrega a la Persona Suprema, alcanza ese reino eterno. Este reino supremo, el mío, no está iluminado por el sol, la luna o la fuerza eléctrica. Para los que la alcanzan, no hay retorno a este mundo. A los que siempre me sirven y adoran con amor y devoción, les doy la inteligencia por la que pueden llegar a Mí.

Llena siempre tu mente de Mí, conviértete en Mi devoto, ofréceme tu homenaje y dedícame tu adoración. Perfectamente absorbido en mí, vendrás a mí. Cuando me han alcanzado, las almas realizadas e imbuidas de devoción, esas almas nobles, habiéndose elevado así a la más alta perfección, no vuelven nunca más a este mundo transitorio, donde reina el sufrimiento. Cuando la experiencia puramente espiritual es estimulada por la cognición y el servicio devocional, la devoción sin mezcla por excelencia, de la cual el amor por Mí es el sello distintivo, despierta entonces hacia Mí, Krishna, el amado de todas las almas.

La devoción más elevada se alcanza gradualmente esforzándose constantemente por la autorrealización mediante el testimonio de las escrituras, la conducta teísta y la perseverancia en la práctica. Estas prácticas devocionales preliminares conducen a la realización de la devoción amorosa. Ningún bienestar supera esa devoción, que va acompañada del acceso al estado exclusivo de la dicha suprema y que conduce a Mí. Renunciando a todas las obras meritorias, sírveme con fe. La realización corresponderá a la naturaleza de la propia fe. Los ciudadanos del mundo trabajan constantemente para alcanzar algún ideal. Al meditar en Mí mediante estos actos, el ser adquirirá la devoción marcada por el amor en forma de servicio supremo.

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