Sabed que uno se apega a Mí sólo por una fortuna excepcional. Incluso aquel que aún no se ha desprendido perfectamente de la acción interesada, o que aún no se ha vinculado plenamente al servicio devocional, que esté seguro de que pronto la práctica de este servicio dará sus frutos. Mis devotos puros están encantados con la visión de mis diversas formas, con el resplandor de mi rostro y con la inefable gracia de mi cuerpo. Están tan fascinados por Mi risa, Mis diversiones y Mi mirada que constantemente absorben sus pensamientos en Mí y me entregan sus vidas. Como no han aspirado a ninguna forma de liberación o disfrute material, los llevo a Mí, entre Mis compañeros eternos, en Mi reino absoluto.
Mis devotos, que Me sirven de corazón cada segundo, están dispuestos a hacer cualquier cosa por Mi placer, y esto es cierto especialmente para los afortunados, que se reúnen con el propósito de escudriñar la naturaleza sublime de Mi forma, de Mis entretenimientos y de Mis atributos. Así me glorifican, extrayendo de estos actos una alegría muy espiritual, de modo que nunca desean fundirse conmigo, ni reinar como Yo en Mi reino, ni poseer riquezas semejantes a las Mías, ni siquiera vivir en Mi compañía, con rasgos similares a los Míos. Ellos rechazan incluso estos beneficios si se los ofrezco, porque el servicio devocional los ha colmado. Mis devotos puros encuentran plena satisfacción en la realización del servicio devocional, de modo que ni siquiera desean la liberación en ninguna de estas cinco formas: fusionarse conmigo, vivir en mi planeta, disfrutar de la misma opulencia que yo, poseer los mismos rasgos corporales que yo y vivir en mi compañía. Separados de tan preciosos beneficios, cuánto más lo estarán de las riquezas de este mundo, o de la libertad de las ataduras de la materia. Aquel que piensa y actúa en plena conciencia de Mi Persona no aspira a alcanzar la posición de un Brahma o un Indra, ni a convertirse en maestro de todos los planetas o de los ocho poderes sobrenaturales. Ni siquiera desea la liberación.
La valía de un ser puede juzgarse de la siguiente manera: quien ha perfeccionado la práctica del servicio devocional no volverá a refugiarse en los caminos de la acción interesada o la especulación filosófica. Que se dedique a este servicio, y que se guíe por los principios reguladores que le dan los maestros espirituales y las autoridades en asuntos espirituales, y se convierte en el más calificado de los seres.
Incluso si uno descuida sus obligaciones materiales y se refugia directamente en el Ser Divino, no es culpable de ninguna falta, y su posición permanece segura en todas las circunstancias. Si cayera de su práctica devocional por contactos insanos, o le sorprendiera una muerte repentina antes de haber perfeccionado su evolución espiritual, no saldría perdiendo en absoluto. Por el contrario, quien sólo realiza sus deberes en el mundo material, dentro de una clase social determinada, sin la menor conciencia de Dios, no se beneficia de la verdadera ventaja de la forma humana. El hacedor interesado tiene que renacer y morir interminablemente en este mundo, y hasta que no haya desarrollado su afecto por Vasudeva, (la emanación completa de Krishna), le será imposible sacudirse el yugo de las leyes de la naturaleza material.