El servicio de amor y devoción a Krishna, el Señor Supremo, es el camino hacia la Verdad Absoluta.
Es durante el período de austeridad que uno puede absorber profundamente la adoración divina a través de la práctica del servicio devocional y así atraer los favores del Señor Soberano, que se apresura a derramar todas las bendiciones sobre aquellos que se refugian en Él.
Es necesario dedicarse a la meditación con el único propósito de satisfacer al Señor Supremo, Krishna. Todo esfuerzo debe ir acompañado del elemento devocional. Sin devoción, nada puede ser perfecto. El pináculo de la perfección y la realización espiritual es el Señor Soberano. El Señor mismo aclara que quien está absorbido sin descanso en la conciencia de Krishna, la conciencia de Dios, es el más grande de los espiritualistas. La Persona Divina, Krishna, también satisface los deseos de los seres santos que se someten a Él. Es necesario rendirse al Señor Supremo, Krishna, si uno desea el verdadero éxito.
El hombre sobrio y cuerdo sabe muy bien que el primer deber del ser humano es servir a Krishna, Dios, la Persona Suprema, con amor y devoción.
Krishna, Dios, la Persona Suprema dice:
Si te revelo esta parte más secreta del conocimiento, es porque eres Mi amigo más querido. Escucha mi palabra, porque la digo para tu bien. Conviértete en Mi devoto puro, entrégate sólo a Mí. Te prometo una existencia espiritual perfecta que te hará ganar el derecho eterno de servirme con absoluto amor espiritual. Deja todas las demás formas de religión y ríndete sólo a Mí. De todas las consecuencias de tus faltas te libraré. A partir de ahora, no tengas miedo.
Ahora te explicaré el camino del yoga, que tiene como objeto la concentración de la mente. A través de esta práctica uno se vuelve alegre y progresa paso a paso en el camino de la Verdad Absoluta.
Uno debe cumplir con sus deberes prescritos lo mejor posible y evitar los que no se le han asignado. Uno debe estar satisfecho con lo que viene por la gracia del Señor, y adorar los pies de un maestro espiritual.
Uno debe dejar de entregarse a las prácticas religiosas convencionales y sentirse atraído sólo por las que conducen a la salvación. Hay que comer muy frugalmente y vivir siempre en soledad para alcanzar la más alta perfección de la existencia.