Entre las armas, soy el rayo, y entre las vacas, el surabhi, con abundante leche. Entre los procreadores, soy Kandarpa, el ser celestial del amor, y entre las serpientes, el rey Vasuki.
Entre los Nagas, las serpientes celestiales, soy Ananta, y entre los príncipes de la ola, Varuna. Entre los antepasados, soy Aryama, y entre los que hacen cumplir la ley, el ser celestial de la muerte.
Entre los Daityas demoníacos, soy el ferviente Prahlada, y entre los esclavizadores, el tiempo. Entre las bestias, soy el león, y entre las aves, Garuda, que lleva a Visnu.
Entre los purificadores, soy el viento, y entre los que llevan armas, soy Rama. Entre los peces soy el tiburón, y entre los ríos, el Ganges. De toda la creación, soy el principio y el fin, y lo que está en medio. Entre todas las ciencias, soy la ciencia espiritual del alma, y entre los lógicos, soy la conclusión, la verdad final.
Entre las letras, soy la A, y entre las palabras compuestas, el dvandva. También soy el tiempo inagotable, y entre los creadores, Brahma, cuyos múltiples rostros miran a todas partes.
Soy la muerte que todo lo devora, y también la Fuente de todo lo que está por venir. En las mujeres, soy el nombre, la fortuna, pero también las bellas palabras, la memoria, la inteligencia, la fidelidad y la paciencia.
Entre los himnos, soy el Brhat-sama, que se canta a Indra, y entre los poemas, el Gayatri, que cantan cada día los sabios eruditos. Entre los meses, soy noviembre y diciembre, y entre las estaciones, la floreciente primavera.
Soy el juego de los engañadores y el brillo de todo lo que brilla. Soy la victoria, la aventura y la fuerza de los fuertes.
Entre los descendientes de Vrsni, soy Vasudeva, y entre los Pandavas, Arjuna. Entre los sabios, soy Vyasa, y entre los grandes pensadores, Usana.
Entre los castigadores, soy la vara, y entre los que buscan la victoria, la moral. En las cosas secretas, soy el silencio, y entre los sabios, la sabiduría.
Además, Yo soy la Semilla de toda existencia: nada móvil o inmóvil existe sin Mí. Mis glorias divinas no conocen límites. Lo que te he revelado es sólo un ejemplo, una pequeña parcela de Mi infinita grandeza. Todo lo que es bello, poderoso, glorioso, irrumpe, sabed que no es más que un simple fragmento de Mi esplendor. Pero, ¿de qué sirve tanto detalle?
Porque, el universo entero, por una sola chispa de Mi Persona, Yo lo penetro y lo sostengo.