No maten, y no coman la carne de los animales
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El Señor dice a este efecto:

«El humilde sabio, iluminado por el conocimiento puro, ve con igual ojo al noble erudito, a la vaca, al elefante, o al perro y al que come perros.»

Aquel que alcanza el nivel espiritual al mismo tiempo realiza el Ser Supremo, y encuentra una alegría infinita en él. Nunca se aflige, nunca aspira a nada. Es igual a todos los seres. Entonces consigue servirme con puro amor y devoción.

El noble erudito pone a todos los seres vivos en pie de igualdad y los ve a todos con el mismo ojo, pues no considera el cuerpo de la materia diferente según la especie, sino que sólo ve el alma que está en cada uno de los cuerpos, con el Señor a su lado en forma de Alma Suprema también llamada Espíritu Santo. Por eso los quiere a todos. El noble erudito pone a todos los seres vivos en igualdad de condiciones.

El devoto de Dios es naturalmente compasivo, benévolo y trabaja por el verdadero bienestar de toda la humanidad. No discriminan.

Krishna, Dios, la Persona Suprema, describe en las siguientes palabras la perfección espiritual que se puede conocer incluso en universo material.

El devoto que no tiene envidia de nada, que se comporta como un amigo benévolo con todos, que no se cree poseedor de nada, que está libre del falso ego [de la dominación de la materia y de la identificación con el cuerpo] y permanece igual en la alegría que en la tristeza, que es indulgente, que siempre conoce el contentamiento y se dedica resueltamente al servicio devocional, y cuya mente y cuerpo están rendidos al Señor Supremo, este es el que me es más querido.

El devoto que nunca causa agitación a los demás y no se ve afectado por las alegrías y las penas, que no depende de las modalidades de acción material, el ser puro, experto en todo, libre de ansiedad, libre de sufrimiento, y que no busca el fruto de sus actos, ese es muy querido por Mí.

Aquel que no se apodera ni de la alegría ni de la tristeza, que no se aflige ni codicia, que renuncia tanto a lo favorable como a lo desfavorable, él, Mi devoto, es muy querido por Mí.

Aquel que es igual al amigo o al enemigo, que permanece igual en la gloria o en la desgracia, en el calor o en el frío, en la alabanza o en la culpa, siempre puro de toda mancha, siempre silencioso, contento con todo, despreocupado del alojamiento, y que, establecido en el conocimiento me sirve con amor y devoción, ese me es querido.

Aquel que, lleno de fe en este camino imperecedero del servicio devocional, se compromete por completo, haciendo de Mí la meta suprema, ese es infinitamente querido por Mí.

Ahora ya conoces las principales razones por las que Dios nos pide que no matemos a los animales terrestres y acuáticos, que no destruyamos las plantas y que no comamos carne, pescado y huevos. Es muy bueno escuchar esto, pero es aún mejor saber por qué.

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