Para otros, para los incrédulos, para los materialistas ateos privados de visión espiritual, Dios permanecerá velado por su poder eterno.

En verdad, la forma absoluta de Krishna, Dios, la Suprema Personalidad, todo conocimiento, dicha y eternidad, está velada por el poder eterno de su infinita refulgencia, que lo cubre, lo envuelve y, por lo tanto, lo oculta de los materialistas ateos. Por eso, los impersonalistas de poca inteligencia, aquellos que creen que Dios es un Ser Espiritual Supremo sin forma, no pueden verlo.

Krishna, Dios, la Suprema Personalidad, no es solo lo innaciente, sino también inagotable e imperecedero. Su forma eterna es todo conocimiento, dicha y eternidad; Sus energías son inagotables, y nada existe fuera de Él.

Él es la fuente de todos los Avatares y la causa de todas las causas; todo emana de Él.

Para conocer a Dios tal como realmente es, para conocer Su forma verdadera, eterna y original, así como Sus sublimes cualidades, excelencias y glorias, abre el libro «Aprendamos a Conocer al Padre Eterno» y haz clic en el capítulo«Krishna, Dios, la Persona Suprema, como realmente es».

Palabras del Señor Krishna al sabio Narada Muni: Oh, Narada, me temo que no me volverás a ver en esta vida. Quienes no están completamente purificados de toda impureza material, o cuyo servicio devocional es incompleto, difícilmente me conocen.

Me he aparecido ante ti solo una vez, y fue para aumentar tu atracción hacia mí, pues cuanto más anheles mí, más se disiparán en ti los deseos materiales.

Al servir a la Verdad Absoluta (Dios, Krishna), un devoto ve, incluso después de unos días, su inteligencia fijada en mí, quien soy el Absoluto, con constancia y firmeza. Tras abandonar este deplorable mundo material, se convertirá en uno de mis compañeros en el reino espiritual.

La inteligencia dedicada a mi servicio amoroso no puede ser inútil en ningún momento. Ya sea en el momento de la creación o en la aniquilación de los mundos, por mi gracia siempre podrás recordarme.

Dios habita solo donde habitan almas hermosas, felices de glorificarlo.

De hecho, al menos una parte de la sociedad humana debe asegurar el cuidado de las vacas, la protección de los sabios eruditos, las mujeres, las vacas, los niños y los ancianos, y el florecimiento de los principios espirituales; de lo contrario, no podemos hablar de una civilización humana próspera.