Se dice que la naturaleza material es la madre, y Siva, el padre, porque genera la existencia material.
Las creaciones materiales producidas por seres distintos se sitúan, por lo tanto, bajo el signo de la pasión. Con el paso del tiempo en una época determinada, la influencia de los tres atributos y modos de influencia de la naturaleza material: virtud, pasión e ignorancia, experimenta una marcada progresión.
En la Edad de Hierro, también llamada la Edad Negra o la Edad Oscura, por ejemplo, la nuestra, donde predomina la influencia de la pasión, la acción material en diversas formas se desarrolla en nombre del progreso de la civilización, hundiéndonos así, seres distintos, en el olvido cada vez más profundo de nuestra verdadera identidad, nuestra verdadera naturaleza espiritual.
Si cultivan la virtud hasta cierto punto, pueden vislumbrar fugazmente su verdadera naturaleza espiritual; pero, al predominar la pasión, la virtud se deteriora y pierde su fuerza. Por lo tanto, es imposible trascender la influencia de los tres atributos y modos de influencia de la naturaleza material y, en consecuencia, muy difícil alcanzar la realización del Señor, quien existe eternamente más allá de estas influencias, incluso si mediante diversas prácticas uno se afianza en la virtud.
En el universo material, tres principios operan predominantemente y aparecen como elementos en su estado bruto: el que pertenece a la materia prima, el que concierne a su mantenimiento y el que genera la acción material. Su manifestación continúa en el uso que hacen de ellos seres engañados para crear objetos para el placer de los sentidos.
El ego material introvertido se transforma así en tres aspectos: virtud, pasión e ignorancia, que a su vez producen la triple manifestación de los poderes que generan la materia, el conocimiento relativo a las creaciones materiales y la inteligencia que guía estas actividades materiales.
La oscuridad del ego falso (ego falso o ego material, la fuerza que ata al ser encarnado a la existencia material, impulsándolo a identificarse con su cuerpo y a buscar dominar la materia) genera el éter, el primero de los cinco elementos, y el sonido es su forma etérea. El sonido es al éter lo que el objeto de la visión es al vidente.
Los cinco elementos: éter, aire, fuego, agua y tierra, son manifestaciones de la oscuridad del ego falso. Esto equivale a decir que el ego falso, dentro del conjunto de la energía global de la naturaleza material, nace de la energía marginal del Señor, y que de este ego falso, que busca dominar la creación material, provienen los elementos necesarios para el placer ilusorio de los seres vivos: humanos, animales y plantas. Los seres vivos prácticamente gobiernan los elementos materiales como amos y beneficiarios, aunque el Señor Supremo los domina a todos. En verdad, nadie más que Dios puede considerarse beneficiario, pero en su ilusión, los distintos seres aspiran a asumir este papel. Así nace el ego falso.


