Es sacrificando las vastas posesiones materiales por el bien del alma, que cada uno de nosotros es, que uno puede acceder al reino de Dios y así alcanzar la más alta perfección de la existencia. Entonces viviremos eternamente en el nivel del alma, con el conocimiento perfecto del servicio absoluto de amor y devoción ofrecido al Señor Krishna.
Es el interés del alma lo que debe buscarse, no el del cuerpo. Son las necesidades del alma las que deben satisfacerse, no las del cuerpo.
En verdad, los sentimientos del cuerpo humano no afectan al alma espiritual encarnada, pues esta última es de naturaleza trascendental. El nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte son inherentes al cuerpo humano y contrarios a la naturaleza misma del alma espiritual.
El cuerpo humano no es más que una simple prenda sujeta a las leyes de la naturaleza material de la que se origina, así como al tiempo universal, que la transforma y la somete al desgaste.
Por eso debemos buscar ante todo los intereses del alma y volvernos a Dios, entendiendo que un apego anormal al cuerpo es un obstáculo para el desarrollo espiritual. Por eso debemos renunciar absolutamente al materialismo y a las desviaciones que este engendra.
Regresemos a Dios y recuperemos nuestra posición como siervos eternos, amémoslo como lo hicimos al principio de todas las cosas.
Todos vivimos con Dios al principio de todas las cosas.
Así que escuchemos al Señor, hagamos lo que Él dice, obedezcámosle y regresemos a Su sublime reino, para que podamos vivir eternamente en perfecta alegría con Él. Allí está nuestro verdadero hogar original. Entonces perfeccionaremos nuestras vidas. Tal es la perfección de la existencia.
Si cada miembro de la sociedad se dedica a su propia ocupación mientras cultiva la conciencia de Dios, reinarán sin duda la paz y la felicidad universales.
Liberado de la preocupación por las necesidades de la vida, el mundo entero se transformará en un vasto espacio espiritual, una morada espiritual, sin necesidad de ser transportado al reino de Dios. Toda la humanidad, con solo aplicar las enseñanzas de Krishna, la Suprema Personalidad de Dios, y cumplir con los deberes relacionados con el desarrollo de la conciencia de Dios, experimentará la felicidad perfecta.
El Señor enseña que se puede complacer a la Suprema Personalidad de Dios practicando los principios espirituales relacionados con las divisiones sociales, y que a cambio, toda la sociedad será bendecida con todo lo necesario para la vida y se superarán todas las dificultades.
¿Acaso no es el Señor Supremo el sustentador de todos los seres?


