Ya sea que nos dirijamos a Dios con estos nombres, «Cristo», «Krista» o «Krishna», siempre estamos invocando a la misma Persona Suprema, infinitamente fascinante.
Cuando Jesús dice: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre», el nombre de Dios al que se refiere no es otro que Krista o Krishna. En realidad, Jesús, como hijo de Dios, nos reveló el verdadero nombre de Dios: Cristo o Krishna.
Dios, la Suprema Personalidad de Dios, tiene un Nombre sublime y poderoso: Krishna.
Para concluir este capítulo, diré que el Señor Krishna aparecerá en poco menos de 400.000 años, como Avatar y Mesías Divino, para castigar a todos los seres demoníacos e incrédulos ateos que eligen la irreligión y torturan a los devotos de Krishna, y para protegerlos. Entonces, Él inaugurará una nueva era de verdad y virtud.
Finalmente, sepan que para encontrar a Dios en Su reino infinito y eterno, uno debe vivir conforme a Sus enseñanzas y hacer lo que Él dice. El Señor Krishna nos dice cómo actuar para poner fin al ciclo de la reencarnación.
El Señor dice: Entrégate completamente a Mí. Por Mi gracia, conocerás la paz absoluta y alcanzarás Mi morada eterna y suprema.
Entrégate a Mí y te protegeré de todo peligro. Prometo, y debo, proteger siempre a quien se entrega completamente a Mí. Quien se entrega a Mí nunca volverá a experimentar los problemas del nacimiento y la muerte. Concedo fe y refugio a quien se entrega a Mí y promete servirme eternamente, pues tal es Mi naturaleza.
Quien me establece en su corazón puede escapar de los sufrimientos del hambre, la sed, el nacimiento, la muerte, el lamento y la ilusión. Así, puede regresar a su forma trascendental original.
Concedo fe y refugio a quien se entrega a Mí y promete servirme eternamente, pues tal es Mi naturaleza.
Entrégate completamente a Mí. Por Mi gracia, conocerás la paz absoluta y alcanzarás Mi morada eterna y suprema.
Solo mediante el servicio devocional, y solo así, se puede conocerme tal como soy. Y el ser que, mediante tal devoción, se vuelve plenamente consciente de Mí, puede entonces entrar en Mi reino absoluto.
Solo sirviéndome con amor y devoción indivisos se puede conocerme tal como soy, ante ti, y, asimismo, verme en verdad. Así, y solo así, se puede penetrar el misterio de Mi Persona. Para aquel que Me adora, abandona todas sus acciones en Mí y se dedica a Mí indivisamente, absorto en el servicio devocional y meditando constantemente en Mí, para él Yo soy el liberador, que pronto lo rescatará del océano de la muerte y el renacimiento.