Cuando el dinero nos llega en abundancia por obra del destino, siempre debemos considerarlo como perteneciente a Krishna, la Suprema Personalidad de Dios.
Cualquiera que piense que cualquier parte de la Tierra, o incluso nuestra galaxia o este vasto cosmos material, le pertenece, debe ser considerado un ladrón y castigado por las leyes de la naturaleza.
En efecto, nadie puede escapar de la vigilancia de la naturaleza material, ni siquiera ocultarle sus intenciones. Si los humanos afirman ilegítimamente que este universo, o cualquier parte de él, les pertenece, toda la humanidad será condenada y castigada por las leyes de la naturaleza como una sociedad de ladrones.
El pecado original es el pecado que cometieron los seres espirituales mientras aún estaban en el mundo espiritual, mediante el cual desobedecieron a Dios.
La desobediencia a Dios incluye negarse a servirle, a reconocer su supremacía, su autoridad y todo lo que existe como su propiedad exclusiva.
Además, comenzaron a envidiar a Dios, buscando así usurpar su posición suprema y creyéndose el Ser Soberano mismo. Fue para ellos que el Señor Krishna, en su bondad, creó el universo material después de expulsarlos del mundo espiritual.
¿Cuál es el secreto del éxito espiritual?
En efecto, quienes se entregan por completo al Señor reciben instantáneamente la protección de la Suprema Personalidad de Dios, Krishna, quien los protegerá de todo peligro.
A quien se convierte en devoto puro de Krishna, Dios, la Suprema Personalidad de Dios, y se entrega a Él, el Señor le promete una existencia espiritual perfecta, que le permitirá servirle con absoluto amor espiritual. El Señor no concede fácilmente a nadie el derecho a servirle.
Todos los que aman a Dios, que se deleitan en obedecerle, en hacer su divina voluntad, en servirle con amor y devoción, y que caminan inquebrantablemente en su sublime sendero, permanecen en paz, independientemente de las buenas o malas situaciones que enfrenten. Aceptan los sufrimientos que se les infligen con calma y serenidad, sabiendo que Dios puede así poner a prueba su determinación de permanecer fieles a Él.
Este es el secreto del éxito espiritual, superior al éxito material, pues conduce directamente a Dios, en Su reino infinito y absoluto de conocimiento, dicha y eternidad, y permite que solo los devotos del Señor lo vean cara a cara para siempre.