Comer carne provoca cáncer, enfermedades cardíacas y falta de compasión por los seres más débiles. Además, la ley del karma estipula que cada acción tiene una reacción igual y opuesta. Quien tolera la matanza de animales comiendo carne puede esperar poco más que una reacción devastadora.
El envenenamiento también provoca enfermedades. Mentir, engañar, robar y la falta de dignidad personal son síntomas presentes en quienes consumen incluso sustancias ligeramente intoxicantes. Obviamente, quienes sienten la necesidad de distorsionar la realidad mediante la intoxicación hablan mucho de su felicidad y nivel de conciencia. Por lo tanto, el devoto no necesita esos estimulantes artificiales (ser naturalmente feliz). Además, la palabra «toxina» significa «veneno». ¿Y qué persona cuerda tomaría veneno?
Por actividad sexual ilícita, nos referimos a las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Las personas devotas creen en el celibato, o solo en las relaciones sexuales destinadas a la procreación. Dado que las relaciones sexuales resultan naturalmente en el embarazo, es lógico que Dios las haya destinado con ese propósito. Cualquier otro propósito solo puede delatar un intento de desafiar las leyes naturales de Dios. El brote actual de enfermedades de transmisión sexual (herpes, SIDA, etc.) nos ofrece otra pista.
El juego es sinónimo de engaño y revela que creemos en el azar, no en la existencia de un Maestro Absoluto.
Cabe señalar, sin embargo, que los cuatro principios reguladores, aunque virtuosos en sí mismos, no encarnan la esencia de la verdadera espiritualidad. Son simplemente principios religiosos elementales que marcan el inicio de la verdadera búsqueda espiritual. No constituyen ninguna meta espiritual en sí mismos. Sin embargo, son un primer paso importante y preparan el camino para el canto del Santo Nombre.
No obstante, no existen reglas estrictas que rijan este canto, fuente de beneficios espirituales, independientemente de si se adoptan o no los demás principios. Cantar el Santo Nombre sin respetar los principios regulativos es como encender un fuego y luego verterle agua.
Aun así, se anima a todos a practicar este canto:
Hare Krishna, Hare Krishna, Krishna Krishna, Hare Hare
Hare Rama, Hare Rama, Rama Rama, Hare Hare
El secreto del éxito y la perfección de la existencia reside en la entrega a Dios. Entregarse a Krishna, la Suprema Personalidad de Dios, significa aceptar o creer firmemente que el Señor protege al alma que se entrega a Él, dondequiera que se encuentre. Nunca permanece sola ni desprotegida.