La Tierra entera es una sola nación, y todos los seres humanos, sin excepción —blancos, negros, amarillos, rojos y mestizos, juntos forman un solo pueblo, el pueblo de Dios.
En verdad, Dios quiso, desde la creación del mundo material, que toda la Tierra fuera una sola nación sin fronteras internas, y que todos los seres humanos, sin excepción —blancos, negros, amarillos, rojos y mestizos—, juntos formaran un solo pueblo, todos iguales. Esto era así hace 5000 años. La paz y la armonía reinaban en toda la Tierra.
En aquel entonces, un emperador gobernaba toda la Tierra y reinaba bajo la autoridad del Señor Krishna, Dios, la Suprema Personalidad de Dios, de quien era un verdadero devoto.
Dios nos dice: No envidio ni favorezco a nadie; soy imparcial con todos. Pero quien me sirve con devoción vive en mí. Es mi amigo, como yo soy su amigo.
Dios no favorece a nadie, pues es igual e imparcial con todos los seres vivos, con todos los seres humanos sin excepción, con todos los animales terrestres y acuáticos, y con todas las plantas, desde la brizna de hierba hasta el árbol más alto. Él da a todos los seres vivos lo mismo en todos los sentidos, pues desea el bien de todos.
Él concede la salvación a todos los que lo siguen y viven conforme a sus enseñanzas.
Dios especifica además: Deseo ver felices a todos los seres de este mundo.
Dios apoya, ayuda, aconseja, guía, enseña y dirige a todos los seres humanos por igual. Les concede a todos, sin excepción, la misma atención, el mismo interés y la misma meta espiritual. Quienes afirman que Dios da más a unos y menos a otros mienten, pues con estas falsedades demuestran que no conocen a Dios y que ignoran sus enseñanzas, su palabra sublime y la verdad existencial y absoluta.
Por otro lado, no existe un pueblo elegido a expensas de todos los demás, quienes se verían menospreciados, pues eso sería favoritismo y una flagrante injusticia.
Esta noción de un pueblo elegido es otra mentira de los incrédulos demoníacos, ávidos de poder y fuerza. Esta mentira se basa en la ignorancia de Dios, de sus verdaderas enseñanzas y de la verdad existencial y absoluta.
Krishna, la Suprema Personalidad de Dios, desea que regresemos al mundo espiritual, pues allí reside nuestro verdadero hogar original. Por otro lado, debemos regresar allí para recuperar nuestra posición natural, original y eterna como siervos eternos del Señor Krishna, una posición que ya ostentábamos desde el principio de todas las cosas.


