El secreto de la paz.
El gran defecto de la civilización actual es que permite al hombre apropiarse de lo ajeno como si fuera de su propiedad, y así perturbar el orden establecido por las leyes de la naturaleza instituidas por Dios. Estas leyes son estrictas y nadie puede violarlas. Sólo el ser consciente de Dios logra, y sin dificultad, liberarse de su yugo y así experimentar la felicidad y la paz en este mismo mundo.
Dios es el verdadero beneficiario de Todo Lo Que Es y de todos los esfuerzos de los hombres, es el Señor Soberano de todas las galaxias que gravitan en el cosmos material, el amigo y benefactor de todos los seres.
El día en que los hombres de todo el mundo comprendan que en estas verdades está el secreto de la paz, ésta reinará sobre la tierra. Por lo tanto, si deseamos esta paz en absoluto, tendremos que reformar nuestra conciencia y volvernos conscientes de Krishna, Dios, la Persona Suprema, tanto individual como colectivamente.
El comportamiento perfecto.
Todo pertenece a Dios, por eso el Supremo Eterno, Krishna, pone toda la tierra a disposición de todos los seres humanos. Les ordena repartir todo equitativamente y tomar sólo lo estrictamente necesario, para que a nadie le falte.
Sólo los seres demoníacos desobedecen a Dios, se apropian de todo y no dejan nada a los demás. Los que toman la propiedad de Dios para proclamarla a ellos son ladrones.
Si nos desviamos de los dogmas, los preceptos, las recomendaciones espirituales, los mandamientos de Dios, sufriremos las penas o castigos que surgirán por sí mismos, infligidos por las leyes de la naturaleza. Tan pronto como violemos las leyes de la naturaleza de las leyes divinas, sufriremos las consecuencias.
Por ejemplo, si comemos más de lo necesario, si nos dejamos violar estas prohibiciones: no tener relaciones sexuales ilícitas fuera del matrimonio, no consumir drogas y excitantes como alcohol, café, té, cigarrillos, no comer carne, pescado y huevos, y no jugar juegos de azar y dinero, nunca tendremos acceso al conocimiento espiritual, al conocimiento de Dios como realmente es, y nunca sabremos lo que es la conciencia espiritual. No hay mayor castigo, porque sin conciencia espiritual permaneceremos en el estado animal, es decir, permaneceremos en la ignorancia de