Logos 25
Dios manda no hacer daño a nadie.
El ser humano no debe ignorar a ningún ser vivo, los habitantes celestiales de los planetas edénicos y paradisíacos, los seres humanos, los animales y las plantas. Debe saber que en cada ser vivo, por insignificante que sea, ya sea una hormiga o un microbio, Dios está presente a su lado, por lo que debe ser amable con todos y no hacer violencia a ninguno de ellos. En la llamada sociedad civilizada de hoy, ciertos principios religiosos permiten y fomentan la existencia de un gran número de mataderos; pero si el hombre no tiene conocimiento de la presencia de Dios en cada ser vivo, cualquier supuesto progreso en la civilización humana, ya sea espiritual o material, sólo puede ser ignorante. ¿Por qué sorprenderse del caos en el mundo y del auge del ateísmo? Esto es lo que llamamos «suicidio espiritual».
Quien ama a Dios, naturalmente ama a todos los seres vivos sin excepción, pues quiere el bien de todos y ve al Señor Supremo junto a todos ellos. Amémonos los unos a los otros, y procuremos que cada uno tenga la parte que le corresponde para vivir por la gracia de Dios.
El Señor Supremo nos da este consejo: «La no violencia, la sinceridad, la honestidad, el deseo de la felicidad y el bienestar de todos los demás, y la protección contra la codicia, la ira y la avaricia son los deberes de todos los miembros de la sociedad.»