En el momento de la muerte, el alma pura vuelve a su cuerpo espiritual.
La muerte es inevitable para todo ser espiritual encarnado, pero el alma espiritual en sí misma nunca muere, ya que está totalmente separada del cuerpo material en el que ha habitado. La idea de que «algún día moriré» se origina en la ignorancia de los datos de la verdad existencial, pues el alma no pasa por las fases corporales de no existencia, nacimiento, existencia y muerte. Cuando la cubierta mental sutil del cuerpo es destruida por el conocimiento trascendental, el conocimiento espiritual, el alma dentro del cuerpo vuelve a mostrar su identidad original, tomando así conciencia de su verdadera identidad de ser un ser espiritual. El cuerpo material que resulta de la fusión de los tres atributos y modos de influencia de la naturaleza material; la virtud, la pasión y la ignorancia, aparece al nacer y muestra la vida durante un cierto período de tiempo, un período determinado por el Señor Supremo. Finalmente, la combinación de los tres atributos y modos de influencia de la naturaleza material se disuelve y el cuerpo sufre la muerte.
Conociendo esta verdad, cuando llegue el momento de la muerte, debemos meditar en el Señor Krishna, Dios, la Persona Suprema, para que la muerte no nos afecte, porque a diferencia del cuerpo, nosotros permanecemos sin nacer. No hubo ningún momento en el pasado en el que no existiéramos, y al final de la vida del cuerpo no seremos destruidos, porque no tendremos ningún final ya que somos inmortales.
En un sueño, podemos ver nuestra propia cabeza ensangrentada y, por tanto, comprender que nuestro verdadero yo permanece en realidad fuera de la experiencia onírica. Del mismo modo, cuando nuestro cuerpo despierta, podemos ver que es el producto de los cinco elementos de la naturaleza material: tierra, agua, fuego, aire y éter. Por lo tanto, debemos entender que el verdadero yo, el alma espiritual, es distinto del cuerpo que observa, y permanece inmortal.
Cuando los cuerpos de materia densa y etérea que cubren el alma encarnada mueren, la entidad espiritual interior retoma su verdadera identidad espiritual. Los cuerpos materiales, las cualidades y las actividades del alma espiritual son creados por la mente material. Este estado mental es creado por el poder ilusorio del Señor Supremo, y así el alma asume la existencia material.
La vida material, basada en la identificación del alma con el cuerpo, o concepto corporal de la existencia, también llamado falso ego, se desarrolla y se destruye por la operación de la virtud, la pasión y la ignorancia, que son los elementos constitutivos del cuerpo. El alma dentro del cuerpo es autoluminosa, (un resplandor emerge de su envoltura corporal) está separada del cuerpo material visible y del cuerpo etéreo invisible. Sigue siendo la base fija de la evolución de la existencia corporal, al igual que el cielo etéreo es el fondo inmutable de la transformación material. Por lo tanto, el alma espiritual es interminable y sin comparación material.
Meditando constantemente en el Señor Supremo, Krishna, y aplicando una inteligencia clara y lógica, debemos considerar cuidadosamente nuestro verdadero ser, y comprender cómo está situado en el cuerpo material.
Debemos saber que no somos diferentes de Krishna, Dios, la Persona Suprema, que también es la Verdad Absoluta, la morada suprema, pues al igual que el Señor Supremo somos de naturaleza espiritual. Así, volviéndonos hacia el Alma Suprema, que está libre de cualquier error de identificación material, ni siquiera notaremos la muerte cuando llegue. Tampoco veremos nuestro cuerpo moribundo ni el mundo material que nos rodea, pues nos daremos cuenta de que estamos separados de él.