Una persona miserable es aquella que no puede controlar sus sentidos, mientras que una persona que no está apegada a la gratificación de los sentidos es un verdadero controlador [aquel que controla sus sentidos y su mente].
Aquel que está apegado a sentir satisfacción es lo contrario, un esclavo.
De este modo, he dilucidado todas las cuestiones sobre las que ha preguntado. No es necesario hacer una descripción más elaborada de estas cualidades buenas y malas, porque ver constantemente el bien y el mal es en sí mismo una mala cualidad. La mejor cualidad es trascender el bien y el mal materiales.
El Señor desciende al universo material para salvarnos.
Krishna ha aparecido en la superficie de este globo, la tierra, para reducir la carga del mundo, destruyendo a los reyes que aumentan innecesariamente sus fuerzas militares. Él es el refugio de las almas sumisas, el Soberano Benefactor de los simples y humildes. Refugiémonos en Él, para que sólo Él nos permita escapar del laberinto de la existencia material.
El Señor Krishna, Dios, la Persona Suprema desciende a nuestra galaxia así como a otras galaxias a intervalos regulares, para restaurar la cultura espiritual que está declinando con el tiempo. El Señor apareció hace 5.000 años para regenerar la espiritualidad, pero también para manifestar sus divinos agasajos, y atraer hacia sí a las almas caídas que todos somos, para que vuelvan a su morada original en el reino de Dios.
Krishna es tan fascinante, hermoso y poderoso que atrae a todos los seres vivos hacia Él. Por ejemplo, el Señor cautiva la mente por los efluvios que emanan de las flores que se le ofrecen, por Sus agasajos espirituales, por Su belleza personal y sus rasgos corporales, por las sublimes vibraciones sonoras espirituales que hace con Su flauta, o por Sus sublimes cualidades y actividades. Cuando apareció en Vrindavana, una región de la India, atrajo hacia Sí, además de a los seres humanos, a los animales, las plantas y los árboles. Todos fueron atraídos por el amor y el afecto al Señor.
Krishna, Dios, la Persona Suprema, desciende a este mundo material, a nuestra galaxia o a otras galaxias a intervalos regulares, para llamar de nuevo a Sí mismo a las almas caídas, las almas encarnadas y condicionadas por la materia y la energía ilusoria, y para llevarlas de vuelta a su morada eterna, donde volverán a vivir eternamente con Él.
Para salvar a estas almas, Krishna a veces viene Él mismo en Su forma original, o en varias otras formas, como Avatares. A veces envía a sus servidores íntimos, a sus hijos, a sus compañeros o a sus representantes.
El Señor dice: Yo permanezco sin nacer, y Mi cuerpo trascendental no conoce el declive. Yo soy el Señor de todos los seres, pero en Mi forma espiritual original desciendo a esta galaxia [la Vía Láctea] a intervalos regulares.