Mientras el ser espiritual encarnado permanezca distante de Dios, rompa el vínculo con el Señor Supremo y no esté dispuesto a obedecerle, buscando sólo el placer de sus sentidos mientras se sumerge en un materialismo desenfrenado, permanecerá ignorante de Dios, de Su verdadera existencia y de su identidad real. Se dice entonces que está inmerso en el olvido. Sólo conocerá la muerte, aunque viva, pues el cambio de cuerpo material sume al ser espiritual encarnado en el olvido, y el olvido es la muerte. En verdad, la muerte sólo concierne al cuerpo de materia densa y no al ser espiritual o al alma espiritual, pues el cuerpo espiritual permanece en todo momento.
El ser humano sufre porque se ha olvidado de Dios y ya no sabe quién es.
El ser vivo sufre porque no conoce la existencia del tesoro oculto de su Padre, Krishna, Dios, la Persona Suprema. Este tesoro escondido es el amor por Dios, que todas las escrituras Vedicas [de los Vedas, las sagradas escrituras originales tambien llamadas «El Verdadero Evangelio»] invitan al alma condicionada a descubrir.
El alma condicionada no es consciente de que es hija del Ser más rico, Dios. Así se transmite el verdadero Evangelio para ayudarle a encontrar a su Padre y su herencia, el amor a Dios.
Es a través del servicio devocional en plena conciencia de Krishna que uno puede encontrar este tesoro. Tal es la riqueza oculta que nunca se agota, de modo que, al adquirirla, uno se hace rico para siempre.
Hemos sido creados para servir a Krishna, Dios, la Persona Suprema; ésta es la razón primordial de nuestra existencia.
El Señor Supremo, Krishna, la Soberana Persona Divina, es por naturaleza rebosante de alegría, y se multiplica para aumentar su felicidad espiritual y absoluta. Y nosotros, los seres separados, ya existimos como partes diminutas del Señor Supremo para la satisfacción de Sus sentidos divinos.
El ser vivo, el alma encarnada en un cuerpo humano, animal o vegetal, pertenece a la energía interna del Señor y, por lo tanto, también es idéntica a Él, pero nunca iguala ni supera a Dios, Krishna. Tanto Dios como los demás seres tienen su propia individualidad. No tienen otro recurso que reconocer la supremacía del Señor Krishna, y comprometerse voluntariamente en Su servicio de amor y devoción, porque es para este propósito que fueron creados. Si no vuelven a este deber original y natural, el mundo no podrá conocer ni la paz ni la tranquilidad.
El ser espiritual no es más que un diminuto fragmento de Krishna, creado por el Señor para contribuir a Su alegría. Al igual que un órgano contribuye al funcionamiento armónico de todo el cuerpo, pero no puede gozar por sí mismo de forma autónoma, el único papel del ser distinto de Dios es estar unido al Señor en un espíritu de «cooperación».