Logos 481
Encontremos la posición que teníamos con Dios, al principio de todas las cosas.
Recuperemos nuestra conciencia original y nuestra posición natural original como siervos eternos de Krishna, Dios, la Persona Suprema, establecidos en nuestra verdadera identidad espiritual y eterna.
Fue con referencia a esta prestigiosa posición, en presencia de sus discípulos y apóstoles, que Jesús se dirigió al Padre Eterno con estas palabras:
«Y ahora, Padre, glorifícame contigo con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo fuera».
Si queremos vivir en el mundo real, el mundo espiritual, donde Krishna, Dios, la Persona Suprema es el único Monarca Supremo, donde la ansiedad, la angustia, el miedo, el sufrimiento, la tristeza, el mal y el tiempo no existen, donde la vida es eterna, y donde todos los seres que viven en ella son eternamente jóvenes, entonces es imperativo que recuperemos la posición espiritual, natural y original que teníamos con Dios, antes de que el universo material existiera.
Al recuperar la posición natural original de siervos eternos de Dios, debemos adoptar también, con toda naturalidad, la actitud y el modo de vida adecuados, que los seres que viven en el mundo espiritual manifiestan y ofrecen al Señor en todo momento con gran placer.
Debemos abandonar absolutamente el modo de vida materialista basado en la envidia y el deseo personal interesado, donde la avaricia es el fundamento, que mantiene al ser constantemente en la ignorancia de Dios y de la verdad existencial, y optar por el mucho más bello, más puro, más acorde con nuestra posición de siervos de Dios, cuyo fundamento es el amor al Señor, mediante el cual expresamos con el pensamiento, la palabra y la obra los sentimientos y el afecto que sentimos hacia Krishna, Dios, la Persona Suprema. Manifestamos constantemente nuestro amor por Él, a través de la constante necesidad de complacerle y hacerle feliz. Hacerle feliz es nuestra principal y única preocupación.
Por último, comprendamos que la entrega a Dios es el único deber de todos los seres. Puesto que todo depende de la voluntad de Krishna, Dios, la Persona Suprema, nuestro único deber es rendirnos a Él, servirle con amor y devoción, y buscar Su protección. Esta es la perfección de la existencia.
Por lo tanto, complacémonos siempre en amarle, obedecerle, hacer Su divina voluntad, rendirnos a Él y servirle con amor y devoción.