Volvamos todos a vivir con Dios.
La vida humana no tiene otro sentido que permitir al ser vivo desarrollar su conciencia de Krishna, su conciencia de Dios.
¿Qué podemos hacer para acercarnos a Dios y permanecer con Él?
El Señor responde: Llena siempre tu mente de Mí, y conviértete en Mi piadosa sierva (Mi piadosa doncella). Sé fiel, devoto, sin envidia y comprometido con Mi servicio. Simplemente entrégate a Mí. No temas nada, porque yo estoy contigo. No mires con ansiedad, porque yo soy tu Dios. Te fortalezco, te ayudo, te sostengo con Mi diestra triunfante.
Los que realmente quieren conocer a Dios, verle cara a cara, oírle y tener el gran honor de entrar en su morada celestial, sólo tienen que hacer una cosa: amarle con todo el corazón y con toda el alma, entregarse totalmente a Él, complacerse en hacer su divina voluntad y satisfacerle, y servirle con amor y devoción.
Esta es la clave mayor, la perfección de la existencia.
Krishna, Dios, la Persona Suprema, es el último lugar de reposo de todo lo que existe. La vida humana está destinada a reavivar nuestra relación eterna con el Señor, y todos los mandatos religiosos sirven para despertar esta naturaleza dormida del ser vivo. Cuanto antes se produzca este despertar, antes se realizará la misión del ser humano.
El amor por Dios permanece latente en cada ser, y todo el proceso del servicio devocional al Señor está diseñado para despertar nuestro amor eterno por Él. Sin embargo, este despertar espiritual se produce en diversos grados. Aquellos cuyo amor por Dios se desarrolla hasta el más alto nivel de perfección alcanzan el propio planeta del Señor, Goloka Vrindavana en el mundo espiritual, mientras que aquellos que han reavivado este amor sólo incidentalmente o a través del contacto espiritual alcanzan los planetas espirituales, llamados Vaikunthas. Básicamente, no hay diferencia material entre Goloka y Vaikuntha; pero en los planetas Vaikunthas, se sirve al Señor en infinita opulencia, mientras que en Goloka, el servicio que se le ofrece es en forma de afecto natural. Este amor por Dios se reaviva al entrar en contacto con devotos puros del Señor. Todos los actos de un ser puro se realizan en nombre del Señor, porque un devoto puro no tiene ningún interés personal. Todos los que despiertan al amor de Dios alcanzan los planetas de este mundo espiritual.
Bienaventurados los que adoptan el camino de la austeridad, pues ésta es en verdad la belleza y la riqueza de los devotos de Dios, y de la orden de renuncia a este mundo de materia. La austeridad es el único objetivo de la existencia para todos los seres humanos, porque es la única forma de realizar el verdadero yo. El objetivo de la existencia es precisamente la realización del yo, no la búsqueda del placer de los sentidos. Este camino de austeridad se estableció al principio mismo de la creación, cuando Dios inspiró a Brahma, el primer ser creado y supremo maestro espiritual de nuestra galaxia, que lo adoptó en primer lugar. Sólo el camino de la austeridad permite disfrutar plenamente de la vida humana, a diferencia del estilo de vida animal de una civilización sofisticada. El animal no conoce nada fuera del placer de los sentidos, pues su única preocupación es comer, beber, dormir, aparearse, defenderse y disfrutar tontamente de la vida. Al ser humano, en cambio, se le hace observar la austeridad y volver así a Dios, a su morada original en el reino del Señor Supremo.