La liberación es el retorno del ser espiritual encarnado, una vez que se ha liberado de toda concepción material de la existencia, a su condición espiritual natural original. La vida humana se ofrece precisamente como una oportunidad para desarrollar las cualidades necesarias para alcanzar esta libertad espiritual.
Mientras permanezcamos en el universo material, es nuestro deber cumplir con las instrucciones del Señor, y si Su gracia nos permite liberarnos de las garras de la materia, entonces podemos, en el estado liberado, continuar sirviéndole con amor y devoción en Su reino absoluto y eterno.
Nuestra condición material no nos permite ver al Señor, ni siquiera conocer nuestra verdadera identidad, porque estamos privados de la visión espiritual. Pero rompamos nuestros lazos con esta condición material y volvamos a nuestra forma espiritual original, y entonces podremos ver nuestro propio yo, así como al Señor, cara a cara.
En cuanto actúa en la conciencia de Krishna, Dios, la Persona Suprema, el ser encarnado se libera de los angustiosos enredos de la materia. El ser que actúa en conciencia de Krishna, o conciencia de Dios, conoce la verdadera libertad del acto, porque para él, el acto es sugerido desde su interior por Krishna, que le fortalece en el servicio a Dios, y le lleva a disfrutar sirviéndole con amor y devoción.
El Señor dice: «Sabed esto, quien no aborrece [abomina, detesta] ni codicia los frutos de sus acciones conoce la renuncia inmutable. Liberado de la dualidad, se desprende con facilidad de los lazos que le sujetan a la materia.»
Aquel que se absorbe en la conciencia de Krishna posee la clave de la renunciación perfecta, ya que no aborrece ni codicia los frutos de sus acciones. Totalmente dedicado al Señor, también posee un conocimiento perfecto. Consciente de su posición eterna en relación con Krishna, Dios, la Persona Suprema, es absolutamente consciente de que Krishna es el Todo, y que él mismo es una parte integral de ese Todo. Sus conocimientos son correctos en todos los aspectos.
Cualitativamente, sabe que es igual a Krishna en su naturaleza espiritual y, al mismo tiempo, cuantitativamente subordinado a Dios como una parte infinitesimal de Su Persona divina.
Una vez alcanzado este conocimiento de la propia identidad cualitativa y de la diferencia cuantitativa con Dios, el ser alcanza la plenitud, libre de todo deseo y arrepentimiento. La mente no conoce más dualidades, porque ahora todo se realiza para el único placer de Krishna.
Así, liberado de la dualidad, uno alcanza la liberación incluso en este mundo material.