Es el retorno del ser, una vez que se ha liberado de toda concepción material de la existencia, a su condición espiritual, natural y original.
Es el retorno a la relación natural y original de uno con Krishna, Dios, la de siervo eterno o sierva eterna del Señor Supremo, Krishna.
Significa renunciar a todas las formas de confort material efímero por lo que es superior, una felicidad espiritual y absoluta con Dios.
Según las enseñanzas de Dios, el verdadero propósito de la vida es precisamente lograr esta liberación. En efecto, vagamos por este mundo material, vida tras vida, naciendo en diferentes cuerpos y especies, sufriendo cada vez los sufrimientos inherentes al nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte.
El Bendito Señor dice: «La renuncia a las acciones y las acciones devocionales conducen cada una a la liberación, pero la más elevada es la acción devocional.»
La acción interesada realizada por el placer de los sentidos ata al realizador a la materia y mantiene al alma como prisionera del cuerpo. Mientras uno actúe simplemente para mejorar sus condiciones materiales de vida, tendrá que transmigrar, reencarnarse de cuerpo en cuerpo, perpetuamente cautivo del mundo de la materia.
No basta con ser espiritualista, con conocer la propia identidad espiritual, con conocer el alma como algo distinto del cuerpo, para alcanzar la liberación; también hay que actuar en consecuencia, ya que es la única forma de romper las cadenas que nos mantienen prisioneros de la materia.
La acción realizada en conciencia de Krishna no es como la acción material e interesada. Permite avanzar hacia el conocimiento puro. La mera renuncia a los actos materiales, sin comprometerse con la conciencia de Dios, no es realmente suficiente para librar al corazón de todas sus manchas, y mientras conserve alguna impureza, es imposible no comprometerse con la acción interesada. Sólo la acción realizada en la conciencia de Dios libera inmediatamente al alma de las cadenas del karma y le impide volver a quedar atrapada en las actividades materiales. De ahí la superioridad de la acción realizada en conciencia de Krishna sobre la mera renunciación, que siempre conlleva el riesgo de caer y, por tanto, queda incompleta.
La renuncia perfecta a la materia, al materialismo, sólo puede apreciarse con la conciencia de que todo pertenece a Dios, y que nadie puede pretender ser dueño de nada. Aquel que reconoce a Krishna, Dios, la Persona Suprema y Soberana como el Poseedor Supremo, está en total renunciación.
Todo pertenece a Krishna, Dios, todo debe ser utilizado en su servicio. Esta acción realizada en conciencia de Krishna es perfecta.