Logos 448
La educación espiritual es la base de la ciencia de Dios, la enseñanza del Señor, y permite comprender que el alma espiritual es diferente y distinta del cuerpo material en el que reside.
El Señor dice: «En el momento de la muerte, el alma asume un nuevo cuerpo con la misma naturalidad con la que pasó al anterior, desde la infancia hasta la juventud y luego hasta la vejez. Este cambio no perturba a la persona sobria.»
Por desgracia, esta educación espiritual está totalmente ausente en la civilización actual. Nadie conoce su verdadero interés, que es el del alma espiritual y no el del cuerpo material. La verdadera educación es espiritual.
Trabajar intensamente bajo la influencia de una concepción corporal de la existencia, sin educación espiritual, es vivir como un animal. La gente gasta mucha energía simplemente para las conveniencias corporales, sin ser educada en cuanto al interés del alma espiritual. Por lo tanto, viven en una civilización peligrosa, ya que el alma espiritual debe reencarnarse, pasando de un cuerpo a otro.
Sin educación espiritual, los seres humanos se mantienen en la ignorancia y no saben lo que les sucederá después de que sus cuerpos mueran. Trabajan a ciegas y los líderes ciegos los dirigen. El hombre privado de razón no sabe que permanece totalmente bajo la esclavitud de la naturaleza material y que ésta le impondrá después de la muerte un tipo particular de envoltura carnal, que tendrá que aceptar. No sabe que aunque pueda ser en este cuerpo humano actual, por ejemplo, una persona muy importante, puede renacer en el cuerpo de un animal o de un árbol por haber actuado en la ignorancia de Dios bajo la influencia de los modos de influencia de la naturaleza material.
La educación espiritual cultiva y desarrolla la conciencia de Dios, y da a la humanidad la verdadera luz de la existencia espiritual. Enseña que cada uno de nosotros es un alma espiritual y no un cuerpo material, y nos enseña a entregarnos a Dios, a renovar nuestro vínculo con Él y a servirle con amor y devoción. Da la llave para entrar en el reino de Dios.