Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios
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El alma es la fuerza vital del cuerpo.

En realidad, el alma es por naturaleza la fuerza vital del cuerpo en el que reside. Todo el mundo sabe que lo que despierta el cuerpo por todos lados es la conciencia, y la conciencia no es otra cosa que la energía del alma. Cada cuerpo es la envoltura carnal de un alma espiritual encarnada, perceptible a través de la conciencia individual, su manifestación exterior.

El alma distinta de Dios es un átomo espiritual, más fino que los átomos materiales, y hay un número infinito de tales átomos espirituales. Esta pequeña chispa es el principio vital o la fuerza vital del cuerpo material, donde su influencia está en todas partes. La conciencia se manifiesta ejerciendo su influencia en todo el cuerpo. Es la prueba de la presencia del alma, que es su fuente. Es bien sabido que, privado de conciencia, el cuerpo material es un objeto inerte, sin vida, que nada puede revivir. La conciencia viene del alma.

El hombre de inteligencia perfecta puede percibir el alma cuya medida está en lo infinitamente pequeño. Flota, llevada por los cinco tipos de aire que circulan por el cuerpo. Situado en el corazón, distribuye su energía a todo el cuerpo. Una vez purificado de la contaminación de estos cinco tipos de aire material, revela su poder espiritual.

El alma infinitesimal reside en el corazón de todo ser vivo, humano, animal y vegetal, desde donde su influencia se extiende a todo el cuerpo. No hay duda de que si la energía para el funcionamiento del organismo proviene del corazón, es porque tanto el alma individual como el Alma Suprema están presentes allí. Las células sanguíneas, que transportan el oxígeno almacenado en los pulmones, obtienen su energía del alma. Por eso la sangre deja de circular y de realizar sus funciones en cuanto el alma abandona el cuerpo. El alma proporciona al cuerpo su energía vital, y el corazón es la sede de todas las energías corporales.

Las almas espirituales individuales y distintas de Dios, partes del Todo espiritual, Krishna, pueden compararse con las innumerables moléculas luminosas que componen los rayos del sol. Las chispas espirituales, conforman el resplandor del Señor Supremo y constituyen su energía superior. El alma es indestructible, eterna y sin medida, sólo los cuerpos materiales que toma prestados están sujetos a la destrucción. El cuerpo material es, por naturaleza, perecedero.

En realidad, cada uno de nosotros es un alma espiritual.

Existen innumerables átomos espirituales, cada uno de los cuales tiene una diezmilésima parte del tamaño de la punta de un cabello. El alma individual y separada de Krishna, Dios, la Persona Suprema, es de hecho un átomo espiritual, más fino que los átomos materiales, y hay un número infinito de tales átomos espirituales. Esta pequeña chispa espiritual es el principio vital del cuerpo material en el que reside y donde su influencia se extiende por todas partes. La conciencia, que es la energía del alma, se manifiesta ejerciendo su influencia en todo el cuerpo, y es la prueba de la presencia del alma, que es su fuente. Las distintas almas, partes integrantes del Todo Espiritual, Krishna, pueden ser comparadas con las innumerables moléculas luminosas que componen los rayos del sol. Las almas espirituales, también llamadas entidades espirituales, seres espirituales, átomos espirituales o chispas espirituales, componen el resplandor del Señor y constituyen su energía superior.

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