Aquel que nunca causa agitación a los demás, y a quien la agitación nunca perturba tampoco, a quien las alegrías y las penas no afectan, éste es muy querido para Mí.

Aquel que no depende en modo alguno de las modalidades de la acción material, el ser puro, experto en todo, libre de ansiedad, libre de sufrimiento, y que no busca el fruto de sus acciones, él, Mi devoto, es muy querido para Mí.

Aquel que no se apodera ni de la alegría ni de la tristeza, que no se aflige ni codicia, que renuncia tanto a lo favorable como a lo desfavorable, él, Mi devoto, es muy querido para Mí. Aquel que hacia el amigo o el enemigo es igual, e igual ante la gloria o la desgracia, el calor o el frío, la alegría o la pena, la alabanza o la culpa, que está siempre libre de contaminación, silencioso, satisfecho con todo, despreocupado del alojamiento, y que, establecido en el conocimiento, Me sirve con amor y devoción, ese Me es muy querido.

Aquel que, lleno de fe, en este imperecedero sendero del servicio devocional se compromete enteramente, haciéndome a Mí la Meta Suprema, ese es infinitamente querido por Mí.

La Naturaleza, el Ser Supremo y la Conciencia

El Señor Supremo dice:

«Campo» es llamado el cuerpo, y «conocedor del campo» es llamado aquel que conoce el cuerpo.

Comprende que en todos los cuerpos, el conocedor, también soy Yo. Y conocer el cuerpo, conocer al poseedor del cuerpo, ese es el conocimiento. Este es Mi pensamiento.

Ahora escucha, te lo ruego: en pocas palabras te describiré el campo de acción, cómo está constituido, sus metamorfosis, su fuente, así como el conocedor de este campo y su influencia. Este conocimiento, del campo de accion y su conocedor, ha sido expuesto por varios sabios en varios escritos Vedicos (de los Vedas, las sagradas escrituras originales), especialmente el Vedanta-sutra (libro sagrado) donde causa y efecto son presentados con gran razon.

La combinación de los cinco grandes elementos, el falso ego (la identificación con el propio cuerpo y el deseo de dominar la materia y la naturaleza material), la inteligencia, lo no manifestado, los diez órganos de los sentidos, la mente y los cinco objetos de los sentidos, y luego el deseo y la aversión, la alegría y la tristeza, los signos de la vida y la convicción, son, en resumen, el campo de acción y lo que resulta de las interacciones de sus elementos constitutivos.