tercera, apareció el gran sabio Vyasadeva, nacido de Parasara y Satyavati, la hija de Vasu.
Las cuatro edades se suceden en orden cronológico: Satya, Dvapara, Treta y Kali. Pero a veces se solapan entre sí. Durante el reinado de Vaivasvata Manu, por ejemplo, en el vigésimo octavo ciclo de cuatro edades, la tercera precedió a la segunda. En esta época (la nuestra) Sri Krishna también elige aparecer, y por esta razón el curso habitual del tiempo ha sufrido ciertas alteraciones.
El gran sabio Vyasadeva tuvo como madre a Satyavati, la hija de Vasu, el pescador, y como padre al gran sabio Parasara Muni. Hasta aquí la aparición de Vyasadeva. Cada edad se divide en tres períodos, y Vyasadeva apareció en el tercer período de esta tercera edad o edad del cobre, bastante peculiar.
Viendo la decadencia de la inteligencia de los hombres en masa, dividió la Weda original en varias ramas y sub-ramas.
Originalmente sólo había una Weda. Pero Srila Vyasadeva dividió este Weda original, primero en cuatro partes, el Sama, el Yajus, el Rk y el Atharva, y luego en varias ramas explicativas, como los Puranas y el Mahabharata. Los Vedas [las escrituras sagradas originales], debido a su lenguaje y contenido, son muy difíciles de acceder para el hombre común. En realidad, sólo los intelectuales realizados con una notable agudeza de inteligencia pueden captarlos. Pero en la era de Kali, los ignorantes abundan. Incluso aquellos cuyos padres son intelectuales no son hoy mejores que las mujeres y los trabajadores. Los bicéfalos, es decir, los sabios intelectuales, los administradores y los comerciantes o agricultores, deben someterse a diversos ritos purificatorios, pero bajo la influencia degradante de la época actual, los representantes de las familias pertenecientes a los llamados estratos superiores de la sociedad han abandonado estos principios de la alta cultura.
Sri Vyasadeva es una emanación completa del Señor Supremo, Sri Krishna, una emanación dotada de poderes específicos. Descendió al universo material por Su infinita gracia, con el único propósito de liberar a las almas caídas. Las almas separadas son una parte integral del Señor, del que constituyen fragmentos, destinados a servirle eternamente, pero en cuanto olvidan su naturaleza, se desvían, y se apartan del sublime servicio de amor ofrecido al Señor. Todos los escritos védicos están dispuestos de tal manera que sirven al bien de las almas caídas, que a su vez tienen el deber de aprovechar estos textos para liberarse de las cadenas de la existencia material.
El Señor apareció entonces en la forma del Rey Rama. Para realizar alguna tarea que complaciera a los seres celestiales, desplegó poderes sobrehumanos por medio de los cuales dominó el Océano Índico y luego aniquiló a Ravana, el rey demonio que vivía más allá de esas aguas.