Profecías
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La edad actual también se llama la edad del deterioro.

En comparación con las tres edades que la precedieron, la edad actual, la edad de kali, la edad de hierro, la edad negra o la edad oscura, se considera la edad del deterioro, pues sólo queda una cuarta parte de los principios religiosos. Esta era de decadencia será continuamente disminuida por los principios siempre crecientes de la irreligión (cuyos cuatro pilares son; la falsedad, la violencia, la insatisfacción y la lucha), el ateísmo, y finalmente será destruida.

Durante el periodo de la Edad de Hierro, la gente será codiciosa, maleducada, despiadada y luchará entre sí sin ninguna razón. Infelices y obsesionados por los deseos materiales, los seres humanos de esta época oscura procederán casi todos de la clase social más baja, la de los trabajadores, los artesanos, los artistas, y serán como bárbaros.

Cuando predomina el engaño, la mentira, la pereza, la somnolencia, la violencia, la depresión, el lamento, el desconcierto, el miedo y la pobreza, entonces estamos en la edad de hierro, la edad en la que el modo de influencia es la ignorancia.

Debido a las cualidades malignas de la edad de kali o de hierro, los seres humanos se volverán miopes, infelices, glotones, lujuriosos (quien tiene una afición excesiva por los placeres carnales, la lujuria), y se verán afectados por la pobreza. Las mujeres, convertidas en inmorales, vagarán libremente de un hombre a otro.

Las ciudades serán dominadas por ladrones, los Vedas, las sagradas escrituras originales serán contaminadas por las interpretaciones especulativas de los ateos, los políticos consumirán virtualmente a los ciudadanos, los llamados sacerdotes e intelectuales serán devotos de sus vientres y genitales. En este momento, vemos esta situación en todo el mundo, ya podemos ver los inicios de la misma.

Los que quieren aprender la vida célibe anclada en la continencia no cumplirán sus votos y generalmente se volverán impuros, los jefes de familia se convertirán en mendigos. Los que decidan renunciar a la vida familiar y social para alcanzar la realización espiritual vivirán en las aldeas, y los que elijan vivir como ermitaños, renunciando al materialismo, se volverán ávidos de riqueza.

Las mujeres se volverán mucho más pequeñas, comerán demasiado, tendrán más hijos de los que puedan cuidar adecuadamente y perderán toda la timidez. Los seres humanos siempre hablarán con dureza y mostrarán una ladronería, un engaño y una audacia sin límites.

Los empresarios se dedicarán al comercio de poca monta y ganarán su dinero haciendo trampas. Incluso cuando no hay ninguna emergencia, la gente considerará que cualquier ocupación degradante es bastante aceptable.

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