En verdad, el verdadero propósito de la existencia es reavivar nuestro amor latente por Dios. Esta es nuestra máxima necesidad.
En verdad, el amor de Dios es característico del alma que realmente somos cada uno de nosotros, y corresponde a nuestra naturaleza eterna, que es ser inmutable, y sin principio ni fin de existencia.
El amor de Dios es de naturaleza puramente espiritual y se lo conoce como la quinta dimensión de la búsqueda humana.
La felicidad espiritual que proporciona el canto de los Santos Nombres de Dios es sublime y continúa hasta el infinito, eternamente.
Esta canción en sánscrito significa: Oh Señor, oh energía del Señor, oh Fuente de toda felicidad, por favor hazme Tu amado sirviente, permíteme servirte. Krishna y Rama son los Nombres de Dios, y Haré no es otro que su energía interna, su energía de bienaventuranza.
El Señor nos aconseja cantar «Hare Krishna», y especifica sobre este tema:
«De esta manera obtendrás muy fácilmente la liberación y podrás entonces acceder a la meta soberana de la existencia, el amor a Dios».
Las vibraciones sonoras espirituales de este sublime canto de los santos Nombres de Dios, permiten obtener el fruto más elevado de la espiritualidad, el de ser elevado a Goloka Vrindavana, Krishnaloka, el planeta más elevado del mundo espiritual.
De este modo podemos apreciar inmediatamente los beneficios que se derivan del advenimiento del Señor Krishna.
Tomar conciencia de Krishna, Dios, la Suprema Personalidad de Dios y, por lo tanto, iluminarse espiritualmente, y ocuparse en Su servicio amoroso absoluto, son los verdaderos signos de liberación.