Los seres humanos sufren porque se han olvidado de Dios y ya no saben quién es.

El ser viviente sufre porque desconoce la existencia del tesoro escondido del Eterno Supremo, Krishna, Dios, la Persona Soberana.

Este tesoro escondido es el amor a Dios o el amor de Dios, que todas las escrituras védicas [de los Vedas, las sagradas escrituras originales también llamadas «El verdadero evangelio»] invitan al alma condicionada que cada uno de nosotros realmente somos, a descubrir o redescubrir, y sobre todo volver a experimentar para siempre.

En verdad, el alma condicionada por la materia densa ya no es consciente de que es un pequeño fragmento, una parte integral de Dios. También se le transmite el verdadero evangelio para ayudarle a recuperar su patrimonio, su tesoro, el amor de Dios o amor a Dios.

Es gracias al servicio devocional realizado en plena conciencia de Krishna, que podremos encontrar este tesoro. Tal es la fortuna escondida que nunca se agota, de modo que al adquirirla uno se hace rico para siempre.

Quien es pobre en devoción y en conciencia de Krishna siempre carecerá de ganancias materiales, a veces sufriendo las picaduras de criaturas venenosas, a veces sufriendo fracasos, a veces aún adhiriéndose a la doctrina del monismo [teoría atea según la cual el ser individual está en todas las cosas iguales a Dios, y así llegaría a ser Uno con Él] perdiendo la identidad o siendo devorado por una inmensa serpiente, la ilusión.

Sólo renunciando a todo esto para establecerse firmemente en la conciencia de Dios, en el servicio de amor y devoción ofrecido al Señor, se conocerá la verdadera perfección de la existencia.

En verdad, la práctica del servicio devocional ciertamente permite acercarse al Señor, porque es la manifestación del amor que uno siente por Krishna.

El Señor también dice sobre este tema:«Nadie puede, mediante la especulación filosófica, el yoga o la austeridad, darme tanto placer como mediante la práctica del servicio devocional».

El Señor añade: «Sólo a través del servicio devocional puede uno conocerme tal como soy. Y el ser que, a través de tal devoción llega a ser plenamente consciente de Mi Persona, puede entonces entrar en Mi reino absoluto. Sólo sirviéndome con amor y devoción indivisos puede uno conocerme tal como soy, de pie ante ti y, en verdad, verme. Así, y sólo así, será posible penetrar en el misterio de Mi Persona.

Concedo fe y refugio a cualquiera que se rinda a Mí y haga voto de servirme para siempre, pues tal es Mi naturaleza».

El Señor sólo es querido por Sus devotos, y el servicio devocional es el único camino para llegar a Él. Aunque sea de la condición más baja, el devoto queda automáticamente limpio de toda contaminación. El servicio devocional es el único camino hacia Dios, la Persona Suprema. Esta es la única perfección.