Dios, la Persona Suprema, al principio de todas las cosas, y sirvámosle con amor y devoción. .
(Para conocer más sobre este tema, abra el libro «Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios» y haga clic en logos 481)
El mundo espiritual es todo conocimiento, felicidad y eternidad.
Krishna, Dios, la Persona Suprema reina, solo, sobre toda la extensión del mundo espiritual. Todos los seres sagrados que viven allí le reconocen como el único monarca, y todos se someten a Él. Todos Le aman, se complacen en servirle con amor y devoción, y cantan constantemente Sus glorias.
Todos los seres santos, las grandes almas que viven en el mundo espiritual son, como Dios, eternamente jóvenes. Allí no hay nacimiento ni muerte, porque todos los seres son, como Dios, nonatos y eternos.
En el mundo espiritual, donde los atributos de la naturaleza material brillan por su ausencia, todo es eterno, lleno de dicha y conocimiento.
Allí todo tiene el don de la expresión, el movimiento, el oído y la vista, y ello en una existencia de eterna felicidad. En estas condiciones, naturalmente, ni el espacio ni el tiempo, en forma de pasado, presente o futuro, tienen influencia alguna, ya que brillan por su ausencia. Por lo tanto, no hay cambios en el mundo espiritual, porque el tiempo no tiene ningún asidero en él. No hay influencia de la energía material total, que nos incita a ser cada vez más materialistas y a olvidar la relación que nos une a Dios.
Como chispas espirituales de los rayos que emanan del cuerpo trascendental del Señor Krishna, también llamadas almas espirituales, estamos eternamente conectados a Él y participamos de Su misma naturaleza.
El alma es una chispa espiritual mucho más luminosa, radiante y poderosa que el sol, la luna o la electricidad. El alma tiene un cuerpo espiritual, del que emana un resplandor de blancura inmaculada que la envuelve. Tiene el tamaño de un hermoso mármol luminoso.
El hombre malgasta su vida si no se da cuenta de que su verdadera identidad es espiritual y no material.
La energía material se asemeja a una ganga que envuelve el alma, pero en el mundo espiritual, los seres que viven allí están libres de tal velo; nunca pierden el recuerdo de su verdadera identidad espiritual. Son eternamente conscientes de su vínculo con Dios, al estar situados en su condición natural, que consiste en ofrecer un trascendental servicio amoroso al Señor. Puesto que están constantemente absortos en este servicio trascendental, es natural concluir que sus sentidos son también de naturaleza trascendental, ya que no se puede servir al Señor con sentidos materiales.