Todo hombre de conocimiento sabe bien que el apego a la materia es la mayor esclavitud del alma espiritual. Pero este mismo apego, cuando se traslada a los seres santos realizados, abre la puerta a la liberación.

Los signos distintivos de un ser santo son su tolerancia, su compasión y la actitud amistosa que muestra hacia todos los seres. No tiene enemigos, es pacífico, se ajusta a las escrituras y todos los rasgos de su personalidad son sublimes.

Tal santo ser se aplica firmemente al servicio de devoción ofrecido al Señor, sin ninguna desviación. Por causa del Señor, renuncia a todas las demás relaciones, como las familiares o las amistades materiales.

Debido a que están constantemente ocupados en escuchar y cantar Mis glorias divinas, los sabios no sufren los males inherentes a la existencia material, pues siempre están absortos en el pensamiento de Mis diversiones y Mis obras. Sepan que estas son las cualidades de grandes seres santos desprovistos de cualquier apego. Tú mismo debes aprender a apegarte a estos seres santos, porque esto tendrá el efecto de neutralizar los efectos perniciosos del apego a la materia.

En compañía de seres puros, las charlas sobre los entretenimientos y actividades de la Persona Suprema Dios son muy agradables y satisfactorias al oído y al corazón. Quien cultiva este conocimiento avanza con paso seguro en el camino de la liberación; a partir de ahí, se libera de toda coacción material y su atracción por el Señor se vuelve inalterable. Entonces nace la verdadera devoción y comienza el servicio devocional.

El ser que conscientemente trabaja de esta manera para servir al Señor con devoción en contacto con los seres santos, obtiene desdeñar el placer material, en este mundo como en el próximo, a través del recuerdo constante de las actividades del Señor. Esta práctica, la conciencia de Krishna, es la forma más fácil de adquirir poder sobrenatural; tan pronto como el ser se establece verdaderamente en el sendero del servicio devocional, se encuentra en posición de dominar la mente.

Así, el que, en lugar de obedecer a los atributos y modos de influencia de la naturaleza material; virtud, pasión e ignorancia, cultiva la conciencia de Kṛṣṇa, el conocimiento imbuido de la renuncia, y practica yoga mediante el cual la mente se fija constantemente en el servicio devocional, logra vivir en Mi compañía en esta misma vida, pues Yo soy la Persona Soberana, el Absoluto Verdad.

Los sentidos representan a los seres divinos, y su inclinación natural es actuar de acuerdo con las directivas de los Vedas [las escrituras originales]. Asimismo, la mente representa al Señor Soberano, y su deber natural es servir. Ahora bien, cuando esta inclinación se emplea en el servicio devocional ofrecido a la Persona Soberana, sin ningún motivo ulterior, entonces se vuelve mucho más preciosa que la salvación.

El servicio devocional por sí mismo disuelve el cuerpo sutil (etéreo) del ser distinto, así como el fuego presente en el estómago digiere todo lo que comemos.