Las cualidades correctas, la actitud correcta, el comportamiento idéal
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Por voluntad de Dios, todo lo que es necesario para la subsistencia del hombre se encuentra en suficiencia en la naturaleza material. Basta hacer un uso adecuado de todos estos dones divinos para conocer una existencia cómoda, libre de maldad y de odio a los hombres entre sí, entre los hombres y los animales, o entre los hombres y la naturaleza.

En todas partes se ejerce el dominio del Señor, y cuando Él está satisfecho, cada elemento de la naturaleza se alegra de responder a las necesidades de los hombres.

Los ríos fluyen a raudales para fertilizar la tierra, los océanos proporcionan hasta saciedad minerales, perlas y joyas, los bosques producen en abundancia plantas medicinales y comestibles, y el ciclo de las estaciones hace crecer los frutos en abundancia y florecer multitudes de flores.

Si todo esto ya no ocurre con tanta facilidad, es por el mero hecho de los hombres. Es porque rechazan la autoridad de Dios, se niegan a obedecerle, ya no quieren servirle con devoción, acaparan todos los bienes del Señor Supremo, dominan la naturaleza que destruyen, y crimen de lesa majestad, se atreven a identificarse con Dios. Los infieles demoníacos materialistas ateos están en el origen del caos mundial que conocemos.

Dios no tiene nada que ver con esto.

¿Dónde está la justicia, cuando validamos el asesinato?

¿Dónde está la justicia, cuando se impide que un alma encarnada continúe su evolución espiritual, poniendo fin a su existencia?

¿Dónde está la justicia, cuando a un alma se le impide conocer a Dios y continuar su evolución espiritual, al terminar su vida por medio del aborto?

¿Dónde está la justicia, cuando a un alma se le impide continuar su evolución espiritual, terminando su vida en mataderos, en mar abierto por arrastreros, en estanques de peces y acuicultura, y en todos los demás centros de cría?

Sepamos que en todos los cuerpos materiales, los de los seres celestiales habitan los planetas superiores de la galaxia, los de todos los seres humanos sin excepción, los de todos los animales terrestres y acuáticos, y los de todas las plantas en su diversidad, de la brizna de hierba al árbol gigantesco, hay un alma espiritual.

Las almas encarnadas en los cuerpos de los animales se benefician natural y automáticamente de la elevación espiritual, y progresan así hasta obtener la forma humana.

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