Si el hombre no cumple con los deberes que le confiere su forma humana, tendrá que reencarnar en los planetas llamados «incrédulos», donde todos los seres en formas degeneradas luchan en la ignorancia y la oscuridad, y deben descender a las regiones infernales del Infierno.
Por otra parte, todos aquellos que, a pesar de un esfuerzo sincero, fracasan en su intento de lograr la realización espiritual, obtendrán renacimiento en una familia de condición elevada.
Bienaventurados los que viven fuera de la esfera material, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que rechazan el materialismo, renuncian al poder, a las riquezas y a las posesiones materiales, que en este mundo son efímeras, y entregan todo lo que poseen a Dios, pues en verdad no pierden nada. Al contrario, el Señor les colmará más allá de sus expectativas.
Es sacrificando nuestras vastas posesiones materiales en beneficio del alma, que cada uno de nosotros es, como podemos calificar para acceder al reino de Dios, y alcanzar así la más alta perfección de la existencia. Entonces viviremos eternamente en el nivel del alma, con un conocimiento perfecto del servicio de amor y devoción absoluta ofrecido al Señor Krishna.
En verdad, los sentimientos del cuerpo humano no afectan al alma espiritual encarnada, porque ésta es de naturaleza trascendental. El nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte son peculiares del cuerpo humano, y se oponen a la naturaleza misma del alma espiritual.
El cuerpo humano no es más que un mero vestido sujeto a las leyes de la naturaleza material de la que surge, y del tiempo universal, que lo transforma y lo somete al desgaste.
Por eso debemos buscar ante todo los intereses del alma y volvernos hacia Dios, comprendiendo que el apego anormal al cuerpo es un obstáculo para el desarrollo espiritual.
El Señor enseña la actitud correcta, el comportamiento ideal.
Este sublime conocimiento expresado por el mismo Señor Supremo, tiene en su esencia la vida y pureza de la Verdad Absoluta. Por eso se dice que está «más allá del conocimiento humano».