El Señor Chaitanya, el Avatar Dorado, enseña que uno debe buscar siempre la compañía de personas santas, pues quien logra establecer una relación armoniosa con un sabio de este tipo, aunque sea por un momento, alcanza toda la perfección.

De un modo u otro, quien se encuentra con una persona santa y obtiene su favor ve coronada con éxito toda su misión como ser humano.

Por la gracia de este santo maestro espiritual y auténtico siervo de Dios, estamos ahora ocupados en realizar un deber específico, habiendo obtenido una ocupación espiritual que nos salvará liberándonos de las actividades materiales. De hecho, quien se encuentra con un personaje santo que está totalmente absorbido por sus deberes espirituales y obtiene su favor, ve coronada su misión como ser humano. Lo que no puede lograrse a través de miles de existencias puede ser alcanzado en un instante por quien tiene la suerte de encontrarse con un hombre santo, un sabio servidor de Dios.

Por eso las sagradas escrituras védicas (de los Vedas, las sagradas escrituras originales también llamadas «el verdadero evangelio») nos aconsejan buscar siempre la compañía de los sabios y esforzarnos por romper todos los lazos con los hombres ateos materialistas, pues con una palabra un santo puede liberarnos de la esclavitud material. En efecto, debido a su elevación espiritual, un santo tiene el poder de liberar de inmediato cualquier alma condicionada por la materia.

Cuando una persona, aunque sea un paria, es iniciada en el canto de los santos nombres del Señor por un ser santo, su cuerpo se transforma al observar las instrucciones de su maestro espiritual.

Aunque no podamos ver cómo se produce esta transformación, debemos aceptar la verdad, basada en las autorizadas enseñanzas de las sagradas escrituras, de que esta persona cambia su cuerpo. Esta persona escapa de los lazos de la materia.

En cuanto al cuerpo, es el símbolo de nuestra esclavitud a la materia. Aunque no siempre veamos que el cuerpo de materia densa se transforma, el canto de los Santos Nombres del Señor Supremo produce una transformación inmediata en el cuerpo etéreo, y bajo el efecto de esta transformación, el ser se libera inmediatamente de las ataduras de la materia. De hecho, las transformaciones del cuerpo bruto se originan en el cuerpo etéreo. Tras la destrucción del cuerpo material, el cuerpo etéreo transporta al ser (el alma) de su cuerpo actual a otro. La mente ocupa un lugar destacado en el cuerpo etéreo, de modo que aquel cuya mente está incesantemente absorta en el recuerdo del Señor, o de sus obras, debe considerarse que se ha purificado y que ya ha cambiado su cuerpo.

Por lo tanto, es irrefutable que un paria, como cualquier ser caído o de baja cuna, puede convertirse en un sabio, por el mero hecho de una auténtica iniciación.

Por la gracia del maestro espiritual, uno puede recibir la misericordia de Krishna. Sin la misericordia de Krishna, Dios, la Persona Suprema, nadie puede progresar. Por lo tanto, debemos recordar siempre a nuestro maestro espiritual, alabarlo y rendirle homenaje. Debe ser honrado de la misma manera que el Señor Supremo, ya que es el servidor más íntimo del Señor Supremo. Si uno se dedica a la vida espiritual bajo la guía de un maestro espiritual genuino, y así se dedica al servicio del amor y la devoción al Señor, se hace digno de ver a la Persona Soberana cara a cara. Debemos acatar las instrucciones del maestro espiritual, porque así es como uno se hace digno de ver a Krishna, Dios, la Persona Suprema.