En tu interior, a través de tu intelecto, siempre me verás a Mí, el Alma Suprema, que brilla con Mi propia luz y reside en el corazón de todos los seres. Así te realizas a la vida eterna, libre de toda aflicción y temor.
El yoga que hace mención al Señor y al alma separada, que tiene como objetivo el bien último del ser vivo y que provoca el desapego de las alegrías y las penas del universo material, representa la forma más elevada de yoga.
Ahora te explicaré la antigua ciencia del yoga, la misma ciencia que una vez revelé a los grandes sabios. Este camino es práctico en todos los sentidos.
Cuando la conciencia del ser vivo es atraída por las tres formas de influencias de la naturaleza material, se dice que está condicionado. Pero cuando esta misma conciencia se apega a Dios, la Persona Suprema, el ser se encuentra entonces en el nivel liberado. Verá purificados sus pensamientos quien se libere por completo de la concupiscencia y la avaricia, estas contaminaciones resultantes del concepto ilusorio de «yo» aplicado al cuerpo y «mío» aplicado a las posesiones del cuerpo. Habiendo alcanzado este estado de pureza, trasciende el nivel de la llamada felicidad e infelicidad material.
El alma puede entonces verse a sí misma como es, trascendente a la existencia material, brillando siempre con su propia luz, nunca fragmentada, por pequeña que sea.
En esta etapa, la etapa de la realización espiritual, la aplicación del conocimiento y la renuncia en el servicio devocional permite ver todas las cosas en su perspectiva adecuada. Entonces uno se vuelve indiferente a la existencia mundana, y las influencias materiales comienzan a aflojar su control.
Ningún espiritualista puede alcanzar la perfección de la realización espiritual sin adoptar el camino del servicio devocional ofrecido al Señor Supremo, porque éste es el único camino verdaderamente auspicioso.
Todo hombre de conocimiento sabe que el apego a la materia es la mayor esclavitud para el alma espiritual. Pero este mismo apego, cuando se transfiere a los seres santos realizados, abre la puerta a la liberación.
Las características de un ser santo son su tolerancia, compasión y actitud amistosa hacia todos los seres. No tiene enemigos, es pacífico, se ajusta a las escrituras y todos los rasgos de su personalidad son sublimes.
Tal ser santo está firmemente comprometido con el servicio devocional al Señor sin ninguna desviación. Por el bien del Señor, renuncia a todas las demás relaciones, como las relaciones familiares o las amistades materiales.