Palabras de Dios
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La liberación también significa romper las cadenas que nos mantienen cautivos en este mundo material, para volver al reino de Dios, todo conocimiento, dicha y eternidad.

La vida material y la vida espiritual se diferencian de la siguiente manera: Una se caracteriza por la desobediencia a la voluntad del Señor Soberano, mientras que la otra se caracteriza por la sumisión a la voluntad de la Persona Suprema. Ahora bien, puesto que todos los seres son fragmentos infinitesimales de la Persona Divina, y son parte integrante del Señor Supremo, deben someterse siempre a la voluntad de la Persona Divina Absoluta, tal es la unidad perfecta.

En el reino de Dios, todos los seres están en comunión con el Señor Supremo, pues nunca se oponen a Su voluntad, mientras que en el mundo material, en lugar de estar de acuerdo con Su voluntad, siempre están en desacuerdo. La forma humana nos permite aprender a acatar las órdenes del Señor Supremo. Las leyes de la naturaleza material son muy estrictas, y nadie puede anularlas, pero cualquiera que se rinda al Señor y acepte hacer Su voluntad puede superar fácilmente estas leyes implacables. Todo ser humano que se dedique seriamente al servicio devocional puede alcanzar la perfección de la existencia en el tiempo.

En verdad, basta con conocer la naturaleza espiritual y absoluta de los entretenimientos de Krishna, el Señor Supremo, que tienen lugar en nuestra galaxia material o en el mundo espiritual, para comprender en realidad quién es Él y cómo aparece y actúa en este mundo material, para ser reconocido inmediatamente como digno de regresar al mundo espiritual.

Quien lo desee puede entrar en el mundo espiritual en una sola vida, sin tener que esperar muchas más existencias. Basta con entregarse a Krishna, Dios, la Persona Suprema, y servirle con amor y devoción.

Aquel que es indiferente a la dualidad del bien y del mal, de lo verdadero y de lo falso, de lo justo y de lo injusto, del calor y del frío, de la felicidad y de la infelicidad, de la riqueza y de la pobreza, y que no se ve afectado por las alegrías y las penas de este mundo material, se hace merecedor de la vida eterna.

Para escapar de la esclavitud de la materia, hay que renunciar al mundo y vivir en contacto con los seres santos, los verdaderos siervos y siervas de Dios. Al vivir en contacto con ellos, uno desarrolla la conciencia de Krishna, la conciencia de Dios, que ha estado dormida hasta ahora. La simple asociación con seres santos altamente realizados permite alcanzar la perfección del conocimiento, y gracias a este conocimiento sublime, el ser vivo puede entonces cortar todos los lazos ilusorios que lo mantienen cautivo en este mundo. A través de la compañía de seres santos, puede servir al Señor con amor y devoción. Finalmente, al continuar su desarrollo en la conciencia de Krishna, puede incluso regresar a Dios al final de su vida actual.

Le debemos a Krishna, Dios, el Señor Supremo, un servicio que le sea agradable, con amor y devoción puramente espirituales, absteniéndonos de motivos de interés propio o de especulación filosófica. Esto es servicio devocional puro y perfecto.

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