La Ciencia Espiritual Pura
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nacido, al ser inmortal, original, eterna, nunca ha tenido comienzo ni nunca tendrá final. No se muere junto con el cuerpo».

Al morir, el alma pasa a un nuevo cuerpo: «En el instante de la muerte, el alma se reencarna en un nuevo cuerpo, el viejo se vuelve inútil, igual que cuando nos deshacemos de ropa usada para ponernos otra nueva». El sabio es aquel – o aquella – que, sabiendo que el ser verdadero es el alma eterna, nunca se preocupa por ese cambio de cuerpo («la muerte») y apenas le importan las alegrías y las penas del cuerpo de materia. Una persona así es digna de la liberación. El verdadero ser es eterno y nunca está sometido a la muerte.

¿El alma espiritual debe tener un cuerpo necesariamente, ya sea espiritual o material?

El alma ya tiene un cuerpo espiritual y el cuerpo material viene a envolver a este último. Por tanto, mi verdadero cuerpo es espiritual y todos los cuerpos en los que me encarno sucesivamente chocan con mi naturaleza real que es la de servir a Krishna. Mientras yo no asuma ese papel, seguiré siendo esclavo de la materia y, según las estrictas leyes de la energía material, tengo que reencarnarme una y otra vez en numerosos cuerpos de materia que responden cada vez a mis nuevos deseos. Aunque los seres condicionados se imaginan que son los únicos dueños de su destino, se encuentran sujetos en todo momento a la ley del karma:

«Bajo la influencia de los tres gunas, el alma confusa cree ser la autora de sus actos mientras que, en verdad, son realizados por la naturaleza». (B.g., 3.27) Esta confusión viene de lo que el ser vivo piensa que es el cuerpo. Sin embargo, en la Bhagavad-gita (18.61), Krishna enseña también:

«El Señor Supremo se encuentra en el corazón de todos los seres y dirige las andanzas de todos, donde cada cual se encuentra como en una máquina formada por energía material». (B.g., 18.61)

Los diferentes cuerpos que la naturaleza material nos atribuye son como máquinas que nos sirven de vehículos. A veces nos elevamos hasta las especies superiores, otras nos degradamos. Pero el ser que, por la misericordia del maestro espiritual y de Krishna, recibe la simiente del servicio de devoción y la cultiva puede escapar al ciclo de las muertes y los nacimientos, y ver así su existencia coronada de éxito. De lo contrario, tendrá que subir y bajar sin fin la escala de las diversas formas de vida, encarnándose a veces en el cuerpo de una brizna de hierba, otras en el de un león…

La muerte es la destrucción del cuerpo material. En cuanto el cuerpo deja de funcionar, que de nuevo se mezcla con los cinco elementos de la naturaleza material, el ser vivo, el alma espiritual, se reencarna en otro cuerpo, determinado por los actos de su existencia pasada y sus consecuencias. Así, los cuerpos cambian uno tras otro y el alma transmigra. Además, el ser vivo cambia de cuerpo en cuanto los agentes del deva de la muerte deciden su próxima envoltura mortal. Mientras el ser vivo esté

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