Preguntas y respuestas espirituales perfectas
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Para neutralizar definitivamente la COVID-19 o la ómicron, una vacuna por sí sola no basta. Hay que eliminar la causa; para ello, debemos obedecer a Dios, hacer su voluntad, entregarnos a Él y dejar definitivamente de abortar, matar animales terrestres y acuáticos, y dejar de comer carne, pescado y huevos. Entonces la causa será destruida; es fácil de entender. Un ser humano digno y honesto actúa así.

Todos estamos sujetos en este mundo a la influencia de las leyes de la naturaleza material, que operan bajo la autoridad de Dios. Solo Dios gobierna el mundo, no el hombre.

Cuando la paz reina en el mundo, sepan que se debe a la buena voluntad del Señor. De igual manera, cuando la sociedad experimenta alguna conmoción, también debe verse como la voluntad suprema de Dios. Ni una brizna de hierba se mueve fuera de la voluntad de Dios.

Siempre que se transgrede el orden establecido por el Señor [la práctica del aborto, la matanza de animales terrestres y acuáticos en mataderos y en alta mar, el consumo de carne, pescado y huevos], surgen conflictos, guerras y epidemias que persisten, para llevar a las personas a cambiar su forma de vida y obedecer a Dios. Si no lo hacen, la pandemia persistirá y el virus se propagará una y otra vez de diversas formas. La voluntad de Dios debe dictar nuestra conducta; cada acción debe realizarse en comunión con el Señor Supremo. Este es el arte de actuar con perfección.

Además, Dios nunca ha autorizado el consumo de carne, pescado ni huevos; quienes afirman esto son mentirosos, incrédulos demoníacos. Cometen blasfemias contra Dios que no serán perdonadas, pues engañan a la multitud.

Esta es la verdadera palabra de Dios: Miren, les he dado toda planta que da semilla que está sobre toda la faz de la tierra, y todo árbol cuyo fruto da semilla; les servirá de alimento (Génesis 1:29).

¿Cómo podemos acabar con el karma, la ley de acción y reacción, o la ley de causa y efecto?

Cada acción genera un efecto, reforzando así la cadena material que mantiene a su autor cada vez más aprisionado en la materia, y por consiguiente, sufriendo.

Esta cadena de acciones y sus consecuencias solo se puede romper cuando nos ponemos al servicio de Dios y actuamos para Él.

Dios nos enseña lo siguiente: Son los pensamientos y recuerdos de un ser al dejar el cuerpo los que determinan su condición futura.

Las acciones deben ofrecerse como sacrificios al Ser Supremo, para que no encadenen a sus autores al mundo material. Por lo tanto, cumple con tu deber de complacerlo y te liberarás para siempre de las cadenas de la materia.

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