La Ciencia Espiritual Pura
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Ego. La verdadera memoria espiritual se encuentra en ella. Ella le da al cuerpo su belleza y la vida. Nosotros somos el alma.

En cuanto se la saca del cuerpo, este se desploma inerte, muerto. El alma es indestructible, eterna y no tiene medida. Solo los cuerpos materiales que toma prestados están sujetos a la destrucción.

El propósito alcanzado por los impersonalistas (aquellos que solo ven en Dios al Ser Espiritual resplandeciente) y los servidores de Dios.

Los espiritualistas son de dos tipos: los impersonalistas y los servidores de Dios. El propósito último para los primeros, el destino final que hay que alcanzar es el resplandor del mundo espiritual, mientras que los servidores de Dios están orientados a los planetas espirituales. Estos últimos experimentan la condición descrita más arriba obteniendo una forma espiritual que les permitirá seguir practicando activamente el servicio de amor absoluto ofrecido al Señor. Pero los impersonalistas, como rechazan todo contacto con el Señor, no obtienen un cuerpo espiritual propio de la acción espiritual, sino que se quedan en simples chispas espirituales, fundidas en el resplandeciente brillo que emana del Señor Supremo. El Señor representa la forma acabada de la eternidad, del conocimiento y de la felicidad, mientras que el resplandor que emana de su cuerpo, que no tiene forma, es una simple manifestación de la eternidad y del conocimiento. Esa es la manifestación que veneran los impersonalistas judíos, cristianos y musulmanes.

Los planetas espirituales son también formas de eternidad, conocimiento y felicidad, y todos los seres santos admitidos en el reino de Dios obtienen allí un cuerpo de eternidad, conocimiento y felicidad. Así, estos diferentes elementos espirituales no se distinguen en modo alguno: la Morada, el Nombre, la Fama, el Entorno, etc. del Señor participan de una misma naturaleza espiritual y absoluta, y nuestro versículo pretende describir las características distintivas de esta naturaleza puramente espiritual con relación a la del universo material. Solo la práctica del servicio de amor y devoción ofrecido a Dios permite alcanzar los planetas espirituales. Las otras dos sendas pueden llevar al cuerpo espiritual irradiante, como se explica más arriba, pero estas se muestran incapaces de abrirnos las puertas del reino de Dios.

Dios, la Persona Suprema, al difundir Su forma universal, sostiene todas las cosas exterior e interiormente en el seno de la creación.

Este versículo da una explicación muy clara de la forma universal del Señor y de Su aspecto impersonal, compuesto de los rayos que proceden de su cuerpo original. Dios, el Señor Supremo es Él mismo el fundamento del brillo llamado brahmajyoti que constituye Su aspecto impersonal. La forma universal representa, pues, una forma secundaria del Señor, imaginada e impersonal, pero dotada de dos manos y sosteniendo una flauta eterna, representa su forma primordial, original. El Señor difunde los tres cuartos de Su brillo en el mundo espiritual y la total manifestación de

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