que nunca nace ni muere, los devotos que vuelven a Él ya no tienen que volver a nacer ni a morir en este universo material.

El Señor dice quién es.

«Yo soy no nacido y Mi Cuerpo, espiritual y absoluto, nunca se deteriora. Yo soy el Señor de todos los seres. Y sin embargo, en Mi Forma original, bajo a este universo a intervalos regulares».

«Mi Cuerpo espiritual y absoluto se parece en todos los aspectos a la forma humana, pero no es un cuerpo material. Es inconcebible. Yo no estoy obligado por la naturaleza a adoptar un tipo concreto de cuerpo, sino que elijo por Mi propia voluntad la Forma en la que aparezco. Mi corazón, donde se encuentran todas las cualidades espirituales, también es espiritual y siempre reboso bondad con Mis devotos. También se puede descubrir en Mi corazón la senda del servicio de devoción, destinada a los bhaktas, mientras que he rechazado el ateísmo y las actividades devocionales no ejercen ninguna atracción en Mí. Debido a todos estos atributos divinos, por lo general Me dedican plegarias bajo el nombre de Rsabhadeva, el Señor Soberano, el mejor de todos los seres vivos».

Hay dos tipos de seres espirituales.

Hay dos tipos de almas individuales, partes integrantes de Dios, pero distintas de él.

Unas se llaman «eternamente condicionadas» y otras «eternamente liberadas». Estas últimas viven en el mundo espiritual y nunca vuelven al universo material donde se encuentran las almas condicionadas por estar alejadas de Dios.

Pero las almas condicionadas se pueden liberar si aprenden a controlar su mente, porque esta última es el origen de la existencia condicionada. Cuando la mente es disciplinada y el alma ya no depende de ella, esta alcanza la liberación mientras todavía se encuentra en este mundo. Si se pone al servicio de Dios, se torna libre aunque parezca que todavía es un alma condicionada, prisionera de este mundo. Cualquiera que sea su condición, hay que considerar como libre a aquel cuya única ocupación es servir a Dios.

En verdad, existen dos tipos de energía, una material y otra espiritual. Las dos existen por siempre porque son emanaciones de la verdad eterna, el Señor Supremo, Dios. Teniendo en cuenta que el alma individual encarnada desde tiempos inmemoriales experimenta el deseo de actuar olvidando su identidad original, acepta diferentes situaciones en diferentes cuerpos materiales y, por eso, se le atribuyen diferentes denominaciones correspondientes a las innumerables nacionalidades, comunidades, grupos sociales, especies que asume durante cada una de sus reencarnaciones.

Las divisiones que resultan de generalizaciones y distinciones, tales como la nacionalidad y la individualidad, son fruto de la imaginación de personas que apenas han avanzado en el ámbito del conocimiento. Hoy podemos ser franceses y haber