Preguntas y respuestas espirituales perfectas
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Dependiendo de la forma de placer que deseen los seres y del ciclo evolutivo de las especies, reencarnan de un cuerpo a otro.

Está escrito en los Vedas, las escrituras sagradas originales, que los seres acuáticos son inferiores a las plantas.

Un ser vivo (humano, animal o vegetal) es originalmente una entidad espiritual o alma espiritual, y su deseo de disfrutar de los placeres de este mundo material lo hace caer de su posición.

Podemos entender que el alma encarnada primero asume un cuerpo en forma humana, pero gradualmente, debido a sus acciones degradantes, cae entre las especies inferiores: animal, vegetal o acuática.

Los seres encarnan en diversos cuerpos materiales, pero todas estas envolturas de materia densa les son ajenas. Dependiendo de la forma de disfrute que deseen y del ciclo evolutivo de las especies, transmigran (reencarnan) de un cuerpo a otro, pasando de formas acuáticas a formas vegetales, de formas vegetales a formas de insectos, luego a reptiles, de reptiles a aves, de aves a mamíferos terrestres, para finalmente obtener la forma humana.

Es mediante su propio poder que Dios creó el cosmos material.

El poder de Krishna, la Suprema Personalidad de Dios, tiene varios aspectos.

Por ejemplo, incluye el Sudarsana, el disco, el arma del Señor cuyo poder fenomenal destruye a los incrédulos demoníacos, pero también la mirada de Dios mediante la cual todo fue creado. El cosmos material fue creado mediante el poder de la mirada de Krishna, la Suprema Personalidad de Dios. El Señor contempló la energía material total, y cuando fue conmovida por el poder de esta mirada divina, todas las cosas surgieron.

El Sudarsana es la manifestación del supremo poder trascendental que Dios tiene en sus sublimes manos, y la visión original mediante la cual todo fue creado. Esta es la manifestación del poder de Krishna, la Suprema Personalidad de Dios. Por eso a Dios se le llama «el Todopoderoso».

Todos los seres fueron creados juntos, simultáneamente.

Contrariamente a una idea errónea generalizada, durante la creación, Dios creó las 8.400.000 especies vivientes —celestiales, humanas, animales y vegetales— simultáneamente.

La verdadera evolución no ocurre a nivel de la envoltura física, sino a nivel de la conciencia. Por lo tanto, si un ser espiritual encarna en una especie inferior, animal o incluso vegetal, debe evolucionar gradualmente a una especie superior, humana o incluso celestial.

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