La serenidad, el autocontrol, la austeridad, la pureza, la tolerancia, la integridad, la sabiduría, el conocimiento y la piedad son las cualidades que acompañan el acto del brahmana [sabio erudito].

El heroísmo, el poder, la determinación, el ingenio, el valor en la batalla, la generosidad y el arte de gobernar son las cualidades que acompañan el acto del ksatriya [guerrero y administrador].

La capacidad de cultivar la tierra, de cuidar el ganado y de comerciar, están relacionadas con el acto del vaisya [comerciante y agricultor]. En cuanto al sudra [trabajador], su naturaleza es servir a los demás con su trabajo.

A través de sus acciones y de su propia naturaleza, todo hombre puede conocer la perfección.

Siguiendo su propia naturaleza en sus acciones, todo hombre puede conocer la perfección. Cómo lograr esto, escúchame ahora.

Al adorar al Señor, el Omnipresente, el origen de todos los seres, el hombre puede, en el cumplimiento de su propio deber, alcanzar la perfección.

Es mejor cumplir con el propio deber, aunque sea de forma imperfecta, que asumir el deber de otro, aunque lo cumpla perfectamente. Mediante el cumplimiento de los deberes prescritos, que la propia naturaleza asigna a cada uno, nunca se incurre en pecado.

Como el fuego está cubierto por el humo, así todo emprendimiento está velado por alguna falla. Por tanto, nadie debe renunciar al acto propio de su naturaleza, aunque esté manchado.

El hombre puede saborear los frutos de la renuncia mediante el simple autocontrol, el desapego a las cosas de este mundo y el desinterés por los placeres materiales. Aquí radica la más alta perfección de la renuncia.

Así se alcanza la perfección suprema, el nivel espiritual.

Brevemente, aprende de Mí cómo, si uno actúa de la manera que te voy a explicar, puede alcanzar la perfección suprema, el nivel del brahman [ser espiritual].

Enteramente purificado por la inteligencia, dominando la mente con determinación, renunciando a los objetos que dan placer a los sentidos, libre de apego y aversión, el hombre que vive en un lugar apartado, que come poco y controla el cuerpo y la lengua, que permanece siempre en la contemplación, desapegado, sin falso ego, sin poder ni gloria vana, sin lujuria ni ira, que se cierra a las cosas materiales, libre de todo sentimiento de posesión, sereno, este hombre se eleva al nivel de la realización espiritual.