Logos 358
Todos nacemos impuros, y todos podemos volvernos puros. Dios nos da toda la vida para hacerlo.
En verdad, si somos serios, podemos volvernos puros en todos los lugares, en América del Norte, Central y del Sur, en el Caribe, en Europa, en África, en Asia, en Oceanía, en todas partes.
Debemos purificarnos siguiendo estrictamente los siguientes principios reguladores: no tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, no comer carne, pescado y huevos, no tomar drogas y excitantes como el alcohol, el café, el té, los cigarrillos, no apostar, y recitar o cantar en nuestro rosario los Santos Nombres de Dios, para no vivir en pecado.
En realidad, los cuatro principios reguladores significan renunciar a la vida materialista del placer de los sentidos por la vida espiritual, mucho más sublime, que nos permite servir a Dios con amor y devoción.
También es importante seguir los pasos de los seres santos, de las personas santas, practicar la austeridad, la penitencia, el arrepentimiento, si queremos alcanzar la realización trascendental. Cada uno de nosotros debe experimentar una cierta austeridad para prepararse para el futuro. La austeridad es la renuncia sincera, voluntaria y definitiva a todos los deseos relacionados con los placeres de los sentidos. Por lo tanto, practiquemos la austeridad, los principios reguladores mencionados anteriormente, para obtener la felicidad permanente. Para ello, debemos purificar nuestra existencia y nuestro cuerpo. Mientras tengamos un cuerpo material, tendremos que cambiarlo y, por tanto, reencarnar una y otra vez. Pero en cuanto tengamos un cuerpo espiritual, ya no habrá cuestión de cambio y, por tanto, de transmigración. Ya tenemos este cuerpo espiritual, pero está cubierto por nuestro cuerpo material.
Debido a nuestra contaminación material, adquirimos un cuerpo material. Por el contrario, si llevamos una vida espiritual, desarrollamos un cuerpo espiritual. Si persistimos en nuestro compromiso espiritual, nuestro cuerpo actuará espiritualmente, aunque sea material, y si permanecemos constantemente conscientes de Krishna, conscientes de Dios, nos espiritualizaremos de la misma manera. Actuaremos de forma espiritual, libres de exigencias materiales.
Tomemos conciencia de Dios, asociémonos con seres santos, y nosotros también nos volveremos santos. Ríndete a Krishna, Dios, la Persona Suprema, y sírvele con amor y devoción, entonces nuestra vida será pura. Esta es la perfección de la existencia.