La Ciencia Espiritual Pura
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El alma toma primero una forma humana.

El ser vivo es originalmente una entidad espiritual llamada también alma espiritual, pero su deseo de disfrutar los placeres de este mundo material le hace caer de su posición. Podemos entender que el ser vivo se reencarne primero en un cuerpo que tenga forma humana, pero progresivamente, debido a sus actos denigrantes, cae a las especies inferiores (animales, vegetales o seres acuáticos). A través del proceso gradual de la evolución, el ser vivo encuentra una forma humana y obtiene así una nueva ocasión de escapar a las sucesivas transmigraciones. Pero si desaprovecha la oportunidad que se le ofrece de comprender su identidad real, se volverá a sumergir en el ciclo de las muertes y los nacimientos en diversas formas de vida.

Este versículo es muy importante en lo referente a la comprensión del proceso por medio del cual el alma condicionada pasa de un cuerpo a otro. El segundo capítulo explicaba ya que el ser encarnado pasa de un cuerpo a otro igual que se cambia de ropa. No obstante, estos cambios de cuerpo o de «vestimenta» se deben al apego a la existencia material. Mientras siga cautivado por esa manifestación ilusoria, el ser tendrá que seguir pasando de un cuerpo a otro. En efecto, solo su deseo de dominar la naturaleza material lo pone en esas condiciones indeseables, dándole un cuerpo ya sea de deva, o de hombre, animal, ave, gusano, pez, sabio o insecto, siempre en función de sus deseos materiales. Y todas las veces se cree dueño de su destino, de hecho, por imposición de la naturaleza material.

Nuestro versículo explica cómo se le atribuyen al ser esos diferentes cuerpos. El proceso resulta del contacto con los diferentes gunas, los atributos de la naturaleza material. Por eso, hay que elevarse por encima de esos gunas, de esas influencias materiales y alcanzar el nivel espiritual. Eso es lo que se llama la consciencia de Krishna. Mientras nos seamos conscientes de Krishna, nos veremos obligados por la consciencia material a pasar de un cuerpo a otro, porque llevamos acumulando deseos materiales desde la noche de los tiempos. Por eso, tenemos que cambiar de «punto de vista» y ese cambio solo se puede producir si se presta atención a las palabras que vienen de fuentes autorizadas. El mejor ejemplo nos lo da Arjuna, que recibe la ciencia de Dios de los propios labios de Krishna. Si acepta escuchar, el ser condicionado perderá ese deseo acariciado desde hace tanto tiempo de dominar la naturaleza material y, de forma gradual, proporcionalmente a la disminución de su malsano deseo, llegará a disfrutar de la felicidad espiritual. Un mantra védico precisa que, en forma proporcional al saber adquirido en contacto con el Señor Supremo, disfruta de la existencia de eterna felicidad que le es propia.

Krishna pone en contraste la naturaleza eterna del alma (el verdadero ser) con la naturaleza temporal del cuerpo material (envoltura exterior del alma). El alma (âtmâ) es eterna, sigue existiendo incluso después de la muerte del cuerpo: «El alma no conoce el nacimiento ni la muerte. Al estar viva, nunca dejará de existir. Al no haber

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