El Señor había transmitido un mensaje confidencial a Uddhava sobre el misterio de su desaparición y la aniquilación de su dinastía después de transcurridos los cien años de su estancia en nuestra galaxia. Todos debían estar profundamente deseosos de conocer el misterio de la destrucción de la dinastía Yadu, por lo que el Señor tuvo que explicárselo a Uddhava para que pudiera llevar el mensaje a Nara-Narayana y a los demás sabios puros que vivían en Badarikasrama. Los grandes sabios ignoran que más allá del universo material está el mundo espiritual, donde el Señor Krishna reside eternamente con Sus compañeros, mientras manifiesta Sus entretenimientos dentro del mundo mortal, en todas las galaxias, una tras otra.
Está escrito: «El Señor, por Su inconcebible poder reside en Su morada eterna, Goloka, pero como Alma Suprema, está simultáneamente presente en todas partes en el universo material (el cosmos material) así como en el mundo espiritual a través de Sus múltiples manifestaciones».
Por lo tanto, su aparición y desaparición son simultáneas, y nadie puede decir definitivamente dónde empieza una y termina la otra. Estos entretenimientos eternos no tienen principio ni fin, y en lugar de perder nuestro precioso tiempo en búsquedas inútiles, deberíamos aprender sobre ellos de un sabio puro, y sólo de él.
Desde el momento en que el Señor Supremo, Ká¹›iá¹£hṇa, dejó este mundo, apareció en la tierra Kali, la era de la discordia y la lucha, la era negra, que favorece todos los principios de la irreligión y el ateísmo. El Señor, Su Santo Nombre y Sus Atributos… son Uno. Kali no pudo entrar en la tierra debido a la presencia del Señor Supremo y si nos aseguramos de que el Santo Nombre y los Atributos de la Persona Soberana sean cantados sin cesar, Kali no tendrá posibilidad de manifestarse donde se realicen tales actividades.
La edad de Kali también se llama la edad negra, la edad de la decadencia. En esta época, en vista de la lamentable condición en la que han caído los hombres, el Señor Supremo les concede un favor especial. Aquí se es culpable de pecado sólo si la falta se comete en la acción. En épocas anteriores, el mero hecho de pensar en una actividad pecaminosa acarreaba todas las consecuencias. En la época en que vivimos, esta regla se invierte, y el resultado de los actos de virtud se obtiene simplemente pensando en ellos.
Aquellos que desean alcanzar la perfección total de la existencia deben prestar un oído sumiso a las expresiones relacionadas con los entretenimientos y atributos espirituales y absolutos del Señor Supremo, que siempre actúa maravillosamente.
La escucha sistemática de los sublimes entretenimientos, atributos y nombres de Ká¹›iá¹£hṇa, Dios, la Persona Suprema, conduce a la vida eterna. La escucha sistemática implica un conocimiento cada vez más profundo de Su Persona, que a su vez conduce a la evolución hacia la vida eterna.